(Un texto de Héctor G. Barnés en El Confidencial del 2 de mayo de 2017)
La historia que Hiroe Tanaka cuenta sobre el origen del plato estrella de su cadena tiene todos los ingredientes del 'marketing' perfecto: éxito, fracaso y amor paterno-filial.
Hemos oído historias de triunfo de todos los colores y sabores. Que si empezamos en un garaje (¡mentira!), que si me fui de la universidad porque no era lo suficientemente buena para mí… La que nos faltaba era una que vinculaba la receta perdida y definitiva de un plato típico con una cadena de restaurantes valorada en miles de millones de euros. Concretamente, en unos 75.
Esta es la historia de Kushikatsu Tanaka Co., cuya vicepresidenta y rostro visible responde al nombre de Hiroe Tanaka que también abandonó la universidad por su propio pie antes de fundar una cadena que le lanzaría al estrellato internacional. ¿Su secreto? Como ella misma asegura a 'Bloomberg', “todo ha ocurrido gracias a mi padre”, a quien asegura rendir tributo todos los días.
La historia es sencilla. Tanaka, que ahora tiene 46 años, era una niña amante del conocido como kushikatsu, que consiste básicamente en brochetas de carne y verdura cubiertas de pan rallado y fritas. En definitiva, un plato de muy fácil preparación que, como tantos alimentos que gustan a todo el mundo, eran consumidos por las clases trabajadoras por su fácil preparación, polivalencia –¿no se le puede echar de casi todo a la pizza, los bocadillos o la tortilla?– y su bajo coste pero alta capacidad de saciar el hambre.
La diferencia, en este caso, es que el padre de Tanaka, mucho más consciente que sus compatriotas de que la cocina es un arte, había conseguido encontrar el equilibro perfecto entre aceite, rebozado y salsa. Una receta perfecta producto de años y años de práctica, y que hacía las delicias de su hija y de sus amigos de la ciudad de Osaka, el lugar de origen del kushikatsu. La historia cuenta que fue en 1929 cuando una mujer del barrio de Shinsekai cocinó por primera vez este plato.
El padre de Tanaka murió cuando ella tenía 21 años, a principios de los años 90, y la dejó huérfana tanto de su cariño como de su irresistible kushikatsu; muchos se sentirán identificados con la historia de cómo la muerte de un ser querido nos priva para siempre de una de sus recetas características. No ocurrió lo mismo en este caso. Aunque Hiroe pasó años y años intentando replicar la receta, no fue hasta finales de la pasada década cuando encontró en una caja de viejos documentos las instrucciones que su padre había dejado para cocinar kushikatsu.
En un primer momento, la joven no mostró demasiado entusiasmo por ese galimatías de anotaciones. Sin embargo, una vez probó a seguir las órdenes que su padre le enviaba desde ultratumba, se dio cuenta de que “era, de hecho, el sabor del kushikatsu que mi padre cocinaba”. ¿Por qué dio con la receta en ese momento y no otro? Porque fue cuando estaba recogiendo todas sus cosas para mudarse, después de que la crisis financiera de 2008 propinase un duro golpe a la cadena de restaurantes que abrió junto con Keiji Nuki, con quien ya había trabajado como cocinera, intentando en vano emular la receta de su padre.
Así que, una vez dieron con la receta definitiva, decidieron empezar desde cero con un pequeño y barato restaurante lejos del centro de Tokio, que de repente se convirtió en “viral”, como señala el artículo. El éxito de la compañía especializada en kushikatsu le llevó a abrir un segundo y un tercer restaurante, abarrotados hasta las trancas, hasta que finalmente Tanaka y Nuki decidieron que debían convertir su negocio en una franquicia.
Desde entonces, se ha convertido en una de las cadenas de más éxito en Japón, reproduciendo la fórmula de comida barata, sencilla y para todos los públicos pero con cierto toque casero, sobre todo: su historia fundacional asegura al cliente que está tomándose un kushikatsu del de verdad. Es una variante japonesa de las grandes cadenas de hamburguesas, pizza, tallarines, kebap o makis… o montaditos. ¿Una moraleja? El que consiga hallar la receta de la tortilla perfecta entre los papeles perdidos de su padre y comercializarla en serie puede tener entre manos la gran fórmula del éxito.
Lo demuestran los últimos datos de Kushikatsu Tanaka Co. La cadena cuenta actualmente con 146 locales en todo Japón y uno en Hawái. Además, este año planea abrir 40 franquiciados más. Durante el pasado año, la empresa declaró un beneficio de 2,6 millones de euros, un crecimiento de un 57% respecto al ejercicio anterior. Aunque algunos analistas señalan que la competencia es dura y los objetivos muy ambiciosos, no se puede negar que Tanaka ha desarrollado la historia de 'marketing' perfecta. Una que contiene fracaso, éxito, comida adictiva y barata y, sobre todo, una bonita relación padre e hija más allá de la muerte.