lunes, 2 de septiembre de 2019

El inventor del reloj digital al que se le pasó la hora


(Un texto de Antonio Corbillón en el Heraldo de Aragón del 24 de noviembre de 2018)

Thomas Bromley es el padre del Digitron, primer modelo sin manecillas ni esfera. Pero no renovó la patente y los japoneses se apropiaron de su idea y la hicieron rentable. Su prototipo se ha vendido ahora en subasta.

En los años 70 del siglo pasado, llevar un reloj digital en la muñeca era lo más. Estar a la última. Algo equiparable a tener hoy un buen 'smartphone'. Los modelos de pulsera pasaron de simplemente dar la hora a incorporar despertador, cronómetro, luz, calculadora, juegos (los populares marcianitos…), radio y hasta mando a distancia para la televisión. Y, de entre las marcas, habrá poca gente de la época que no se haya abrochado un japonés Casio en la muñeca.

Este salto tecnológico permitió a los nipones tomar el relevo de suizos, alemanes o británicos en el liderazgo del sector, que tuvo que adaptarse a esta nueva competencia. Sin embargo, no fueron relojeros de ojos rasgados a quienes se les ocurrió introducir dígitos en las esferas.

A principios de los años 60, Thomas Bromley trabajaba como ingeniero eléctrico en Hull, una pequeña ciudad de la costa norte de Inglaterra. Las noches las gastaba en el taller de su cobertizo desarrollando sus dotes de inventor. «Se pasaba allí hasta las nueve o diez de la noche. Era como un profesor loco. Su vida eran todo tipo de aparatos y equipos», relata su hijo David a 'BBC News'.

En 1961 desarrolló un reloj eléctrico que llamó Digitron, cuya base es idéntica a los que llegarían más de una década después. Era una relativamente voluminosa carcasa con un soporte superior de cuatro esferas en las que se veían los números de las horas y minutos. El logro mereció incluso un premio en el Salons des Investors de Bruselas de ese año. Aunque no tenía especial confianza en su avance, Bromley patentó su idea por tres años. Incluso recibió un encargo comercial para fabricar 20 ejemplares esa Navidad, pero «no tenía facilidad para comenzar a construirlos», lamenta su hijo. Así que no solo desechó la idea, ni siquiera renovó la patente por falta de dinero. Un año después de que se agotara su derecho, los japoneses comenzaron a fabricar un aparato casi idéntico. «Hicieron mucho dinero con las ventas. Si Bromley hubiera renovado la patente de su prototipo, habría sido millonario». Quien así se expresa y sí le ha sacado rentabilidad al Digitron es John Hawley, un anticuario de New Cave, localidad situada a 24 kilómetros de Hull, que el pasado fin de semana vendió el original en una subasta.

A Thomas Bromley le dio tiempo de conocer la repercusión de su creación, ya que falleció en 1990. Aunque los historiadores de la relojería no se ponen del todo de acuerdo, hay consenso en el papel clave que jugó este ingeniero.

Los antecedentes del invento tal vez hay que buscarlos en Josef Pallweber, un fabricante suizo que creó un despertador mecánico digital en 1956. También D. E. Protzmann patentó otro reloj digital en 1970. El caso es que, a partir de 1974, los modelos japoneses invadieron el mercado mundial. Casio, la marca que más prisa se dio en lanzar un prototipo, le puso un nombre que se parecía bastante al de Bromley: el Casiotron.

En dos años, le incluyeron cronómetro y hasta calculadora. Gracias a la técnica de 'copiar y reducir', que luego extendieron a todo tipo de electrónica, éstas últimas pasaron de tener el tamaño de una lavadora a ocupar muy poco espacio en el reloj.

Es difícil rastrear su historia porque entre los aficionados a la relojería los modelos digitales despiertan poco atractivo. «Es un invento para llevar en la muñeca. No tiene la maquinaria ni el desarrollo de piezas que suele interesar en nuestro mundo», reconoce el portavoz de la Asociación Nacional de Profesionales Relojeros Reparadores (ANPRE), José María Galisteo.

La falta de visión sobre las posibilidades de su creación no redujo la pasión creativa de Thomas Bromley. En su taller casero de 'inventor loco', como le describía su hijo, aún le dio tiempo a desarrollar unas cortinas que se cerraban automáticamente cuando se ponía el sol.

Una historia de más de medio siglo

Antecedentes
Los primeros ensayos para crear relojes digitales se remontan a 1956. Ninguno era japonés. Un fabricante suizo (Pallweber) y un norteamericano (Protzmann) firmaron las primeras patentes de despertadores digitales. Protzmann también patentó otro reloj digital en 1970 que fue novedoso por llevar una mínima cantidad de piezas móviles.

1961
Año en el que Thomas Bromley registró la patente de su modelo Digitron. Desestimó su obra al no poder mantener los costes de la patente.

1974
Fecha del primer reloj digital de pulsera: el Casiotron. El éxito comercial permitió continuas revisiones y mejoras que los llenaron de nuevas funciones. También afectó a otros objetos como las calculadoras, que se hicieron pequeñas y manejables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Free counter and web stats