miércoles, 30 de octubre de 2024

Ocho historias de éxito de emprendedores

 (Un texto de Steve Tobak en soyentrepreneur.com publicado el 25 de febrero de 2015)

Nunca deja de sorprenderme cuánto tiempo gasta la gente buscando atajos mágicos para alcanzar el éxito empresarial cuando el único camino ideal está mirándolos de frente: los emprendedores reales que comienzan negocios verdaderos, que emplean a gente real y que hacen productos y servicios para sus clientes.

Sé que es difícil, involucra mucho trabajo, pero así es la vida. Además, ve el lado amable: harás lo que quieras a tu manera. Sólo hay una trampa, tienes que empezar por algún lado. Las ideas y oportunidades no se crean de la nada. La única forma que conozco para comenzar es aprender una habilidad comercial y trabajar duro. En mi experiencia, de ahí es de donde vienen las ideas, socios y finanzas.

Si quieres hacerlo bien, aquí hay ocho historias que tal vez nunca has escuchado de empresas reconocidas.

Pierre Omidyar. En 1995, un programador de computadoras comenzó a subastar cosas en su sitio Web. AuctionWeb, como antes era conocido, era un proyecto personal, pero cuando la cantidad de tráfico aumentó, fue necesario crear una cuenta en internet y Omidyar tuvo que comenzar a cobrarle algo a las personas por el servicio. De hecho, contrató a su primer empleado para que se hiciera cargo de estos pagos. Este sitio hoy es conocido como eBay.

John Ferolito y Don Vultaggio. En los 70s, una pareja de amigos de Brooklyn creó una distribuidora de cerveza en la parte trasera de un autobús. Dos décadas después, al ver lo bien que le iba a Snapple, decidieron intentar hacer bebidas dulces y lanzaron AriZona Green Tea. Hoy en día, esta marca es la número uno en Estados Unidos y se distribuye a nivel mundial. Estos amigos todavía son dueños de la empresa.

Matt Maloney y Mike Evans. Esta pareja se encargaba del desarrollo de software en Chicago. Estaban trabajando en un proyecto y se cansaron de llamar a los restaurantes para pedir su cena, fue entonces cuando se les ocurrió la idea de tener un solo lugar al cual llamar para recibir la comida. Ahí es donde decidieron iniciar GrubHub, empresa que se dio a conocer el año pasado en abril y ahora vale más de tres mil millones de dólares.

Joe Coulombe. Después de operar una pequeña cadena de tiendas de conveniencia en el sur de California, Coulombe tuvo una idea: tal vez los universitarios quieran algo mejor que el Seven Eleven. Así que abrió una tienda con un tema tropical en Pasadena llena de buen vino y otras bebidas, contrató buenos empleados y les pagó bien. Agregó más locaciones cerca de universidades, comida saludable y así fue como comenzó Trader Joe's.

Howard Schultz. Un viaje a Milán le dio la idea a un joven vendedor que trabajaba para una tienda de café en Seattle de mejorar la calidad del espresso como lo hacían en Italia. Su jefe no tenía ganas de ser dueño de varias cafeterías, pero accedió financiar la idea de Schultz. Hasta le vendió el nombre del negocio Starbucks.

Phil Robertson. Había un hombre que amaba cazar patos, tanto que prefirió hacer eso en lugar de jugar para la NFL. Inventó un llamado para patos, comenzó su propia empresa llamada Duck Commander, eventualmente puso a su hijo Willy a cargo y eso dio lugar a un imperio de medios de comunicación y merchandising para un imperio llamado Duck Dynasty.

Konosuke Matsushita. En 1917, en Japón, un aprendiz de 23 años que no tenía ninguna educación formal trabajaba en la empresa Osaka Electric Light. Se le ocurrió la idea de una toma de luz mejorada. Su jefe no estaba interesado, así que el joven Matsushita comenzó a hacer muestras en su sótano. Después probó con lámparas para bicicletas que funcionan con baterías y otros productos electrónicos. Matsushita Electric, como era conocida hasta 2008 cuando la empresa cambió el nombre oficialmente a Panasonic, ahora vale 66 mil millones de dólares.

Steve Wozniak y Steve Jobs. Aunque habían sido amigos desde la secundaria, estos dos jóvenes que abandonaron la universidad recibieron reconocimiento en el mundo de la computación por haber trabajado en un juego en Atari. El tercer fundador de Apple, Ron Wayne, también era alumno de ahí.

Como siempre he dicho, el mundo está lleno de posibilidades infinitas y grandes oportunidades, pero tu vida y carrera tienen un límite, lo que significa que tienes cierto tiempo para iniciar y dejar tu marca en el mundo. Este es tu momento, no lo pierdas. Encuentra algo que te guste y hazlo, así es como empiezan los verdaderos emprendedores.

viernes, 18 de octubre de 2024

10 ejercicios creativos que son (probablemente) mil veces mejores que el "brainstorming"

(Leído en marketingdigital.com allá por mitad de noviembre de 2016. No sé quien lo escribió entonces, pero luego lo he encontrado firmado por Esther Lastra y re-publicado el 6 de octubre de 2021)

¿En sequía tras la lluvia de ideas? ¿Conoces estos otros métodos para desarrollar la creatividad?

El «brainstorming» es probablemente el método más conocido para alumbrar nuevas ideas, pero lo cierto es que el corazón de la creatividad palpita más allá de las tradicionales lluvias de ideas. Ahí fuera hay decenas y decenas de ejercicios para hacer fluir los jugos creativos que son tan buenos (o mejores) que el «brainstorming» de toda la vida. A continuación, y de la mano de HubSpot, repasamos algunos de esos ejercicios:

1. El método del «storyboarding»

Este ejercicio de creatividad consiste en algo tan fácil (y eficaz) como escribir ideas individuales (no necesariamente completas ni desarrolladas) sobre post-it y tratar después de ordenar, esta vez ya en grupo, las ideas engendradas previamente de manera individual.

2. El método de las conexiones forzadas

Para poner en marcha este ejercicio de brainstorming, que puede llevarse a cabo tanto individualmente como en grupo, hay que escribir sobre una pizarra dos listas de objetos totalmente desprovistos de conexión entre sí, elegir dos o más objetos y tratar de buscar maneras de conectarlos.

Aunque los resultados conseguidos con esta técnica son a menudo absolutamente disparatados, este ejercicio es una magnífica manera de deshacer “nudos” creativos.

3. El método del “brain-writing”

En este ejercicio creativo de brainstorming que debe practicarse en grupo, a los participantes se les encomienda que escriban sobre una hoja de papel sus ideas (no elaboradas) para dar solución a un problema.

A continuación, todas y cada una de las hojas de papel pasan de mano en mano y son leídas con atención por todos los participantes, que deben completar con sus propias ideas la idea inicial allí esbozada.

Este método es ideal para lograr que todas las ideas sean escuchadas y evitar que una única persona lleve la voz cantante, como sucede tan a menudo en las sesiones de “brainstorming”.

4. El método del borrador cero

Muy utilizado por los escritores, este método es también muy útil para los creativos y los marketeros cuando están enfrascados en las primeras fases de un proyecto.

El método del borrador cero consiste es elegir un tema, escribir todo lo que sabemos sobre él, anotar después lo que necesitamos o queremos saber sobre ese tema, reflexionar sobre los motivos por los que el tema que tenemos entre manos es importante y añadir a continuación todo las ideas (por locas que sean) que acudan a nuestra mente.

5. El método S.C.A.M.P.E.R.

El método S.C.A.M.P.E.R. es una manera de abordar las ideas que tenemos sobre la mesa desde perspectivas diferentes a fin de enriquecerlas.

El objetivo es sustituir (S), combinar (C), adaptar (A), modificar (M), proporcionar otro uso (P), eliminar (E) y reorganizar (R) las ideas previamente pergeñadas.

6. El método de cuestionar suposiciones

Las suposiciones, todas aquellas que damos por ciertas y a las que nos agarramos como un clavo ardiendo, son a veces veneno para la creatividad.

Por eso, cuando nos enfrentamos a un proyecto creativo, es muy útil escribir todas aquellas suposiciones relacionadas con ese proyecto y tratar de cuestionarlas una a una.

7. El método de los deseos

Este ejercicio creativo, que alienta la imaginación de quienes lo practican, consiste en pensar sin ningún tipo de cortapisas en las soluciones más inimaginables (y descabelladas) para dar solución a un problema.

En una segunda fase, hay que seleccionar los mejores deseos, discutirlos en detalle y pulirlos para convertirlos en ideas realistas.

8. El método de los alter ego

En este ejercicio de creatividad hay que tratar de ponerse en los zapatos de otras personas (superhéroes, por ejemplo) para dar solución a los problemas que tenemos enfrente.

Para llevar a la práctica esta técnica podemos meternos en la piel de personas realmente idóneas para solventar el problema que nos acucia o también en la piel de personas a todas luces inadecuadas para explorar nuevos puntos de vista.

9. El método del “group sketching”

No hace falta ser ni mucho menos un artista para beneficiarnos del “group sketching”

En este ejercicio los participantes deben dibujar sobre una hoja de papel una imagen directamente relacionada con el problema que hay que solventar.

Después los dibujos pasan de mano en mano y los participantes los completan con sus propias ideas visuales. ¿El objetivo? Ver las cosas desde ángulos diferentes.

10. El método de los seis sombreros para pensar

Esta técnica creativa, alumbrada por el escritor y psicólogo maltés Edward de Bono allá por el año 1985, consiste en que los participantes asuman seis roles diferentes (el de la lógica, el del optimismo, el de la negatividad, el de la emoción, el de la creatividad y el de la dirección) a la hora de discutir un problema.

seis sombreros

Todos estos métodos suponen buenas alternativas, pero si tu primera opción siempre es un buen "brainstorming" no te olvides de contar con las tres personas necesarias para que las ideas fluyan. ¡Suerte!

miércoles, 2 de octubre de 2024

Cinco cosas buenas (y cinco malas) que nos ha dejado la moda del emprendimiento

(Un texto de Carlos Otto leído en El Confidencial del 3 de julio de 2015)

En España, los emprendedores han pasado de ser bichos raros a ser legión. La pregunta quizá sea: ¿eso es
bueno o malo? Tenemos nuestras dudas.

Está claro que emprender se ha puesto de moda. Y eso... ¿es bueno o es malo? Pues hombre, según se mire. Porque hasta hace poco el emprendedor era poco menos que un bicho raro, mientras que ahora se ha convertido en una figura cool, moderna y tremendamente atractiva en según qué ámbitos sociales.

Y eso, como todo, tiene sus cosas positivas y negativas. He aquí un recorrido a todo lo bueno (y lo malo) que nos ha traído la moda del emprendimiento en España:

A favor 

1.- No todo es ser empleado.
De entrada, esto del emprendimiento nos ha traído un curioso y beneficioso cambio de mentalidad: el mundo no se acaba en ser funcionario o trabajador por cuenta ajena. Frente a nuestra tradicional visión laboral, basada en la aparente comodidad de tener un trabajo estable o sacarnos una oposición, la moda del emprendimiento ha conseguido que montar tu propio negocio (o, al menos, darte empleo a ti mismo) ya no sea un terreno exclusivamente dirigido a hijos de empresarios, estudiantes de MBA o bichos raros en general. Ahora emprender es, como poco, una opción más.

2.- Mejor imagen social del empresario.
Durante años, para qué nos vamos a engañar, la imagen social del empresario ha sido bastante mala: un malvado tirano que explota a sus trabajadores para enriquecerse injustamente, que no concede tregua, al que sus empleados no le importan lo más mínimo... Y seguramente podamos debatir sobre qué porcentaje exacto de nuestra clase empresarial se corresponde realmente con ese perfil, pero, como poco, parece una visión exagerada y quizá un pelín injusta, ¿no?

Y oye, es verdad que a menudo la palabra emprendedor no es más que un eufemístico lavado de cara de ese tipo de empresarios, pero también es cierto que los aparentes matices semánticos del emprendedor (chavalito joven, que monta un proyecto desde cero, que -por ahora- no gana demasiado dinero, que trata bien a sus empleados...) han servido, como poco, para que el ciudadano medio entienda que no todo empresario tiene por qué ser un explotador que enciende puros con billetes de 100 euros. Porque un empresario puede ser un auténtico cabrón, sí, pero dar por hecho que por defecto todos lo son parece bastante exagerado.

3.- Inyección emocional.
No nos engañemos: durante los años más duros de la crisis, ver a un grupo de jovencitos que intentan combatir el paro montándoselo por su cuenta ha supuesto, al menos, una ligera inyección emocional para toda la sociedad. Otra cosa es que luego a los chavalitos en cuestión les haya ido bien la cosa o se hayan arruinado (lo más probable es lo segundo), pero el empuje moral y social parece innegable.

4.- Intraemprendimiento.
Sí, emprender puede ser la leche, pero no es para todos.Porque si tu emprendimiento consiste en darte de alta de autónomo y conseguir pequeños clientes quizá no te cueste mucho dinero, pero si quieres montar algo de más enjundia (con empleados, oficina, gastos logísticos, proveedores...) necesitas dinero. Mucho dinero. Y huelga decir que eso no está el alcance de todos. De hecho, está al alcance de muy pocos.

Frente a este problema, en los últimos años ha ido surgiendo una figura laboral que, pese a los mitos que circulan en torno a ella, puede ser muy interesante. Se trata del intraemprendedor, un empleado que, dentro de la aparente comodidad del trabajo por cuenta ajena, se encarga de llevar a cabo pequeños emprendimientos, iniciativas y novedades dentro de la empresa en la que trabaja. Una figura, en definitiva, que está consiguiendo que muchos trabajadores puedan innovar, crear cosas nuevas y satisfacer su ímpetu emprendedor sin necesidad de tener que abandonar su nómina.

5.- Auge de sectores poco emprendedores.
Hasta hace muy poquito, el emprendedor español tenía una tipología medianamente clara y dual: por un lado, los trabajadores poco cualificados que, ante la falta de oportunidades laborales, deciden montar un pequeño negocio (sobre todo comercios o servicios profesionales de perfil bajo); por otro, los trabajadores altamente cualificados (licenciados o estudiantes de máster) que lanzaban su propio negocio en sectores muy dados al emprendimiento (marketing, publicidad, consultoría, ventas...).

Sin embargo, la puesta en valor del discurso emprendedor ha provocado que otros sectores, tradicionalmente nada vinculados al emprendimiento, vean crecer su número de empresas. Porque ahora se anima a emprender todo Dios: diseñadores, ingenieros, investigadores, periodistas, científicos... La figura del emprendedor ya no está asociado al licenciado en Empresariales que intentará venderte todo lo que se le ocurra, sino al profesional cualificado que te ofrece sus servicios trabajando desde su propia empresa.

En contra

1.- ¿A cuántos hemos lanzado a la ruina?
Desde que empezó todo este optimismo en torno al emprendimiento (del que los medios tenemos gran parte de mérito o demérito), siempre me hago la misma pregunta: ¿a cuánta gente estamos lanzando a emprender... para que después se arruine? Porque sí, emprender puede salirte muy bien y que acabes triunfando, pero también puedes arruinarte y acabar peor de como empezaste. Y, ¿qué parte de responsabilidad tendremos los que hemos lanzado a emprendedor que fracasa?

Además, es probable que el discurso del emprendimiento haya pecado de un optimismo psicológico que quizá (sólo quizá) haya sido exacerbado. Porque la inyección de un optimismo superficial puede ser positiva si la cosa sale bien, pero cuanto más sube algo... más dura es la caída. Y si al emprendedor le sale mal la aventura que regó con ese optimismo tan exagerado, ¿no será aún más brutal el derrumbe psicológico que acabe con él?

2.- Darwinismo social.
Ya hemos hablado de esto alguna vez. Lo malo del emprendimiento es que se basa en el discurso de la
supervivencia, de sobreponerse a todo lo malo que se pueda cruzar en tu camino, de creer en esa monstruosa chorrada de que 'si quieres, puedes'. Y claro, entonces llega la arrogancia, ya que "los que trabajaron duro y les ha ido bien tienden a pensar que a los que no les va bien no trabajaron duro".

Porque tenemos que convencernos de una cosa: que tú las hayas pasado putas y hayas sobrevivido no significa que todo el mundo tenga que pasarlas tan putas como tú. Porque ese discurso de que "la vida es dura, chico, y si te va mal, pues te aguantas" podría ser válido si viviésemos en la jungla, pero no en un Estado de derecho.

3.- Peor imagen social del empleado/funcionario.
Derivada de la anterior. La mejora de la imagen social del empresario sólo puede interpretarse en clave
positiva, pero su radicalización ha traído consigo un punto muy negativo. Porque claro, si resulta que eres el entrepreneur del siglo, un hombre hecho a sí mismo que se ha creado su propio trabajo, ha levantado un
negocio desde cero y encima ha dado empleo a otras personas, ¿qué respeto te va a merecer un empleadillo o un funcionarete de pacotilla, que se dedica a calentar la silla hasta que le llega la nómina?

Porque la visión del empresario como un malvado explotador era una generalización injusta, pero la visión del empleado o del funcionario como un parásito sin valor, además de injusta, es estúpida.

4.- ¿Es sostenible este modelo?
En los peores años de la crisis, el número de autónomos en nuestro país cayó de manera dramática. Y podría haber sido muchísimo peor, ojo, ya que la terrible caída se vio medianamente frenada por el auge del emprendimiento, que hizo que nuestro país fuese el quinto de la Unión Europea en altas de autónomos... pero el primero en bajas.

Ahora las cifras son muchísimo mejores, dónde va a parar, pero siguen ofreciéndonos algunas dudas. Y es que los datos que de cuando en cuando filtra el Ministerio de Empleo nos muestran una realidad ante la que, como poco, cabe estar alerta: la mayoría de altas en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) se producen por parte de personas que nunca han pertenecido a este régimen (es decir, que nunca han emprendido). Por el contrario, gran parte de las bajas se producen entre autónomos que llevaban más de cinco años funcionando. Es decir, que los nuevos autónomos que se están dando de alta aún tienen que encontrar un modelo de negocio viable, mientras que los que lo tuvieron durante años son los que se están yendo. ¿Conseguirán los nuevos autónomos sustituir el empleo que destruyeron los que se han dado de baja?

5.- El discurso empieza a ser cansino.
Todos, casi sin excepción, estamos de acuerdo en que fomentar el emprendimiento es algo indudablemente
positivo. Pero claro, cuando un discurso se usa tanto... al final se acaba desgastando. Y seguro que no soy el único que empieza a estar harto de ver constantemente hablando de emprendimiento, de esfuerzo, de
superación y otras tantas palabras vacías a políticos que no sólo no han emprendido nunca, sino que ni siquiera han pasado por la empresa privada en toda su vida, ¿verdad?

Corremos el riesgo de que el fomento del emprendimiento al final acabe siendo cansino y, por tanto, contraproducente. Porque tanto va el cántaro a la fuente... que al final, inevitablemente, se acaba rompiendo.

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