(Un texto de Jorge Parra en el Heraldo de Aragón del 22 de
diciembre de 2013)
Una empresa debe asegurarse de que los recursos se asignan a
las mejores opciones estratégicas disponibles, ya que dicha elección
condicionará su futuro. La experiencia muestra que casi siempre hay un sesgo a
favor de los negocios existentes frente a los nuevos, incluso cuando sean
negocios cansados o en declive. Según David Aaker, hay tres maldiciones que
dificultan la innovación.
La primera es la de la tradición del 'zapatero a tus
zapatos', que puede conducir a un excesivo compromiso de las empresas con su
negocio central e impedirles ver oportunidades claras que tienen ante sus ojos.
La maldición del éxito se basa en la pregunta: '¿Para qué cambiar si vamos tan
bien?'. Cuando el negocio va bien debería haber recursos disponibles para
asumir riesgos en nuevas ideas, pero suele salir ganando la complacencia
Finalmente, la maldición de la competencia interna hace que la mayoría de las
propuestas de inversión de los directivos beneficien a sus propios departamentos
y se basen en innovaciones incrementales. Una nueva oferta, sobre todo si
cambia las reglas del juego, competirá en desventaja para obtener recursos.
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