En algunos casos, la esperada inversión no llegó a tiempo, o sus directivos no pudieron convencer a una compañía de mayor tamaño para la absorción de su incipiente negocio. En otros, resultó imposible transformar a miles, incluso millones, de usuarios en dinero, haciendo efectivo uno de los sustantivos más utilizados en la actualidad cuando hablamos de los nuevos negocios de internet: la monetarización. Un problema del que ni siquiera Facebook o Twitter se libran.
Otras startups españolas
que prometían grandes éxitos y se quedaron en el camino, zozobraron
porque su modelo de negocio era una quimera, y las expectativas de sus
creadores no eran realistas. En otros ejemplos, las causas del fracaso
tienen que ver con motivos de mala gestión, generalmente con
inversiones no proporcionadas al crecimiento de la facturación. En
muchas ocasiones, no hay causas identificables. Existen muchas buenas
ideas que se han quedado en el camino.
El ansiado océano azul
Incluso Barrabés,
la tienda especializada en material de montaña que hoy es una
referencia de los negocios de internet, estuvo a punto de quebrar en
2002 después de un boicot de la competencia en Estados Unidos. Sin embargo, cambiaron su estrategia a tiempo y lograron remontar con brillantez. Algo de lo que sabe mucho Shigeru Miyamoto, de Nintendo. El padre de Mario Bros salvó a su compañía del desastre sacándose de la manga la consola Wii, aplicando una estrategia de océano azul. No se trata de competir, sino de innovar tanto que puedas vender allí donde no hay todavía competencia. Steve Jobs tampoco creía en los estudios de mercado, ya se encargaría él de crearlo.
En el pasado de internet, aunque no todas eran startups, sino más bien grandes compañías surgidas de la nada, a golpe de talonario, existen ejemplos como Soitu, el alabado proyecto editorial de Gumersindo Lafuente, apoyado por el BBVA,
y cuyos esfuerzos por realizar un periodismo de excelencia en internet
implicaron gastos por encima de sus posibilidades de financiación.
En la década del 2.000, además de Terra -pero ésa es otra historia-, también pincharon dos centros comerciales online como Diversia.es y Submarino.com, este último con aspiraciones de convertirse en una especie de Amazon en español, del que incluso se dijo que saldría a bolsa y hoy es un negocio residual.
"La
tecnología hace que el costo marginal de producción se vuelva cero para
muchos productos y servicios. Por lo tanto, las empresas que se vuelvan
digitales se volverán libres", escribió Chris Anderson, editor jefe de la revista Wired. Sin embargo, existen algunas tiranías. Repasemos algunos casos más recientes para comprender una ínfima parte del problema.
1. eyeOS: la esperanza patria del 'cloud computing'
Desde su nacimiento, en 2005, cuando todo el mundo empezaba a hablar de la nube, eyeOS se convirtió en la esperanza española del cloud computing. Liderados su carismático CEO, Pau García Milá -transformado en los últimos años en un gurú del emprendimiento y un ejemplo a seguir para miles de jóvenes- la startup catalana desarrolló un sistema operativo virtual cuyo nombre llegó a colarse entre gigantes como Google y Microsoft. Fueron pioneros en comprender la nube. Entonces, Pau y su socio, Marc Cercó -que tuvieron la oportunidad de formar parte de Twitter, aunque prefirieron decantarse por un modelo de negocio más seguro- tenían 17 años.
Después de ocho años y, ciertamente, un recorrido sobresaliente,
con casi un millón de descargas en todo el mundo, a día de hoy están en
aprietos, atravesando serios problemas de liquidez. En 2011,
obtuvieron una ronda de financiación de dos millones de euros, pero
esperaban otra inyección que nunca llegó. A la espera de un milagro de
financiación, la compañía presentará próximamente un ERE que afectará a
la mitad de su plantilla, de un total de 38 trabajadores.
2. Glass: el capricho de un 'exTuenti'
Tras la millonaria venta de Tuenti, fue la apuesta de uno de los creadores de la red social española por excelencia, Joaquín Ayuso, hoy desvinculado del proyecto, para continuar su camino de innovación. No obstante, la idea original es de Eduardo Prats, a través de la empresa californiana Border Stylo, con una inversión previa de 5 millones de dólares. El propio Ayuso llegó a decir de Glass que "probablemente está creciendo más rápido que Tuenti”.Los fundamentos tecnológicos de la plataforma no fueron el problema del proyecto. Su objetivo era tan ambicioso que aspiraba a crear una capa intermedia entre los contenidos de la Word Wide Web y los usuarios, de tal manera que cualquier internauta pudiese anotar comentarios, como si fuesen post-its, por encima de los navegadores, saltándose sus canales, en una especie de comunidad total.
En algunos casos, la esperada inversión no llegó a tiempo, o sus directivos no pudieron convencer a una compañía de mayor tamaño para la absorción de su incipiente negocio. En otros, resultó imposible transformar a miles, incluso millones, de usuarios en dinero, haciendo efectivo uno de los sustantivos más utilizados en la actualidad cuando hablamos de los nuevos negocios de internet: la monetarización. Un problema del que ni siquiera Facebook o Twitter se libran.
Otras startups españolas
que prometían grandes éxitos y se quedaron en el camino, zozobraron
porque su modelo de negocio era una quimera, y las expectativas de sus
creadores no eran realistas. En otros ejemplos, las causas del fracaso
tienen que ver con motivos de mala gestión, generalmente con
inversiones no proporcionadas al crecimiento de la facturación. En
muchas ocasiones, no hay causas identificables. Existen muchas buenas
ideas que se han quedado en el camino.
El ansiado océano azul
Incluso Barrabés,
la tienda especializada en material de montaña que hoy es una
referencia de los negocios de internet, estuvo a punto de quebrar en
2002 después de un boicot de la competencia en Estados Unidos. Sin embargo, cambiaron su estrategia a tiempo y lograron remontar con brillantez. Algo de lo que sabe mucho Shigeru Miyamoto, de Nintendo. El padre de Mario Bros salvó a su compañía del desastre sacándose de la manga la consola Wii, aplicando una estrategia de océano azul. No se trata de competir, sino de innovar tanto que puedas vender allí donde no hay todavía competencia. Steve Jobs tampoco creía en los estudios de mercado, ya se encargaría él de crearlo.
En el pasado de internet, aunque no todas eran startups, sino más bien grandes compañías surgidas de la nada, a golpe de talonario, existen ejemplos como Soitu, el alabado proyecto editorial de Gumersindo Lafuente, apoyado por el BBVA,
y cuyos esfuerzos por realizar un periodismo de excelencia en internet
implicaron gastos por encima de sus posibilidades de financiación.
En la década del 2.000, además de Terra -pero ésa es otra historia-, también pincharon dos centros comerciales online como Diversia.es y Submarino.com, este último con aspiraciones de convertirse en una especie de Amazon en español, del que incluso se dijo que saldría a bolsa y hoy es un negocio residual.
"La
tecnología hace que el costo marginal de producción se vuelva cero para
muchos productos y servicios. Por lo tanto, las empresas que se vuelvan
digitales se volverán libres", escribió Chris Anderson, editor jefe de la revista Wired. Sin embargo, existen algunas tiranías. Repasemos algunos casos más recientes para comprender una ínfima parte del problema.
1. eyeOS: la esperanza patria del 'cloud computing'
Desde su nacimiento, en 2005, cuando todo el mundo empezaba a hablar de la nube, eyeOS se convirtió en la esperanza española del cloud computing. Liderados su carismático CEO, Pau García Milá -transformado en los últimos años en un gurú del emprendimiento y un ejemplo a seguir para miles de jóvenes- la startup catalana desarrolló un sistema operativo virtual cuyo nombre llegó a colarse entre gigantes como Google y Microsoft. Fueron pioneros en comprender la nube. Entonces, Pau y su socio, Marc Cercó -que tuvieron la oportunidad de formar parte de Twitter, aunque prefirieron decantarse por un modelo de negocio más seguro- tenían 17 años.
Después
de ocho años y, ciertamente, un recorrido sobresaliente, con casi un
millón de descargas en todo el mundo, a día de hoy están en aprietos,
atravesando serios problemas de liquidez. En 2011, obtuvieron una
ronda de financiación de dos millones de euros, pero esperaban otra
inyección que nunca llegó. A la espera de un milagro de financiación, la
compañía presentará próximamente un ERE que afectará a la mitad de su
plantilla, de un total de 38 trabajadores.
2. Glass: el capricho de un 'exTuenti'
Tras la millonaria venta de Tuenti, fue la apuesta de uno de los creadores de la red social española por excelencia, Joaquín Ayuso, hoy desvinculado del proyecto, para continuar su camino de innovación. No obstante, la idea original es de Eduardo Prats, a través de la empresa californiana Border Stylo, con una inversión previa de 5 millones de dólares. El propio Ayuso llegó a decir de Glass que "probablemente está creciendo más rápido que Tuenti”.Los fundamentos tecnológicos de la plataforma no fueron el problema del proyecto. Su objetivo era tan ambicioso que aspiraba a crear una capa intermedia entre los contenidos de la Word Wide Web y los usuarios, de tal manera que cualquier internauta pudiese anotar comentarios, como si fuesen post-its, por encima de los navegadores, saltándose sus canales, en una especie de comunidad total.
Tras
tímidos intentos por conquistar el mercado español, se centraron en
Estados Unidos, pero la aplicación se fue apagando poco a poco hasta
hacerse invisible online a partir de 2011. A día de hoy, su URL inicial no funciona, pero parece que se han mudado a ésta. Lo último que se sabe de ellos son los rumores, revelados por Gizmodo, de una denuncia a Google por copiar su logotipo en el lanzamiento de sus gafas. Según informan a Teknautas fuentes
cercanas a la compañía, Glass ha cambiado hasta dos veces de CEO y
están preparando un relanzamiento en España, con una experiencia de
usuario simplificada.
3. Rockola FM: la alternativa española a Spotify
De entre la multitud de plataformas que han aparecido como alternativa a Grooveshark y Spotify, el sistema de reproducción de música vía streaming por excelencia en Europa, Rockola FM, cuyo site aparece
hoy en una especie de barbecho, era la más solvente opción española. Y
lo era por la alta calidad de sus servicios y su valor añadido, que
respaldaban más de 500.000 usuarios al mes. Además de ser una
radio para escuchar música en la red en base a los gustos personales del
usuario, también integraba en el portal un canal de promoción de nuevos
artistas a través de la retransmisión de conciertos en directo y la
difusión de noticias.
En algunos casos, la esperada inversión no llegó a
tiempo, o sus directivos no pudieron convencer a una compañía de mayor
tamaño para la absorción de su incipiente negocio. En otros, resultó
imposible transformar a miles, incluso millones, de usuarios en dinero,
haciendo efectivo uno de los sustantivos más utilizados en la actualidad
cuando hablamos de los nuevos negocios de internet: la monetarización. Un problema del que ni siquiera Facebook o Twitter se libran.
Otras startups españolas
que prometían grandes éxitos y se quedaron en el camino, zozobraron
porque su modelo de negocio era una quimera, y las expectativas de sus
creadores no eran realistas. En otros ejemplos, las causas del fracaso
tienen que ver con motivos de mala gestión, generalmente con
inversiones no proporcionadas al crecimiento de la facturación. En
muchas ocasiones, no hay causas identificables. Existen muchas buenas
ideas que se han quedado en el camino.
El ansiado océano azul
Incluso Barrabés,
la tienda especializada en material de montaña que hoy es una
referencia de los negocios de internet, estuvo a punto de quebrar en
2002 después de un boicot de la competencia en Estados Unidos. Sin embargo, cambiaron su estrategia a tiempo y lograron remontar con brillantez. Algo de lo que sabe mucho Shigeru Miyamoto, de Nintendo. El padre de Mario Bros salvó a su compañía del desastre sacándose de la manga la consola Wii, aplicando una estrategia de océano azul. No se trata de competir, sino de innovar tanto que puedas vender allí donde no hay todavía competencia. Steve Jobs tampoco creía en los estudios de mercado, ya se encargaría él de crearlo.
En el pasado de internet, aunque no todas eran startups, sino más bien grandes compañías surgidas de la nada, a golpe de talonario, existen ejemplos como Soitu, el alabado proyecto editorial de Gumersindo Lafuente, apoyado por el BBVA,
y cuyos esfuerzos por realizar un periodismo de excelencia en internet
implicaron gastos por encima de sus posibilidades de financiación.
En la década del 2.000, además de Terra -pero ésa es otra historia-, también pincharon dos centros comerciales online como Diversia.es y Submarino.com, este último con aspiraciones de convertirse en una especie de Amazon en español, del que incluso se dijo que saldría a bolsa y hoy es un negocio residual.
"La
tecnología hace que el costo marginal de producción se vuelva cero para
muchos productos y servicios. Por lo tanto, las empresas que se vuelvan
digitales se volverán libres", escribió Chris Anderson, editor jefe de la revista Wired. Sin embargo, existen algunas tiranías. Repasemos algunos casos más recientes para comprender una ínfima parte del problema.
1. eyeOS: la esperanza patria del 'cloud computing'
Desde su nacimiento, en 2005, cuando todo el mundo empezaba a hablar de la nube, eyeOS se convirtió en la esperanza española del cloud computing. Liderados su carismático CEO, Pau García Milá -transformado en los últimos años en un gurú del emprendimiento y un ejemplo a seguir para miles de jóvenes- la startup catalana desarrolló un sistema operativo virtual cuyo nombre llegó a colarse entre gigantes como Google y Microsoft. Fueron pioneros en comprender la nube. Entonces, Pau y su socio, Marc Cercó -que tuvieron la oportunidad de formar parte de Twitter, aunque prefirieron decantarse por un modelo de negocio más seguro- tenían 17 años.
Después
de ocho años y, ciertamente, un recorrido sobresaliente, con casi un
millón de descargas en todo el mundo, a día de hoy están en aprietos,
atravesando serios problemas de liquidez. En 2011, obtuvieron una
ronda de financiación de dos millones de euros, pero esperaban otra
inyección que nunca llegó. A la espera de un milagro de financiación, la
compañía presentará próximamente un ERE que afectará a la mitad de su
plantilla, de un total de 38 trabajadores.
2. Glass: el capricho de un 'exTuenti'
Tras la millonaria venta de Tuenti, fue la apuesta de uno de los creadores de la red social española por excelencia, Joaquín Ayuso, hoy desvinculado del proyecto, para continuar su camino de innovación. No obstante, la idea original es de Eduardo Prats, a través de la empresa californiana Border Stylo, con una inversión previa de 5 millones de dólares. El propio Ayuso llegó a decir de Glass que "probablemente está creciendo más rápido que Tuenti”.Los fundamentos tecnológicos de la plataforma no fueron el problema del proyecto. Su objetivo era tan ambicioso que aspiraba a crear una capa intermedia entre los contenidos de la Word Wide Web y los usuarios, de tal manera que cualquier internauta pudiese anotar comentarios, como si fuesen post-its, por encima de los navegadores, saltándose sus canales, en una especie de comunidad total.
Tras
tímidos intentos por conquistar el mercado español, se centraron en
Estados Unidos, pero la aplicación se fue apagando poco a poco hasta
hacerse invisible online a partir de 2011. A día de hoy, su URL inicial no funciona, pero parece que se han mudado a ésta. Lo último que se sabe de ellos son los rumores, revelados por Gizmodo, de una denuncia a Google por copiar su logotipo en el lanzamiento de sus gafas. Según informan a Teknautas fuentes
cercanas a la compañía, Glass ha cambiado hasta dos veces de CEO y
están preparando un relanzamiento en España, con una experiencia de
usuario simplificada.
3. Rockola FM: la alternativa española a Spotify
De entre la multitud de plataformas que han aparecido como alternativa a Grooveshark y Spotify, el sistema de reproducción de música vía streaming por excelencia en Europa, Rockola FM, cuyo site aparece
hoy en una especie de barbecho, era la más solvente opción española. Y
lo era por la alta calidad de sus servicios y su valor añadido, que
respaldaban más de 500.000 usuarios al mes. Además de ser una
radio para escuchar música en la red en base a los gustos personales del
usuario, también integraba en el portal un canal de promoción de nuevos
artistas a través de la retransmisión de conciertos en directo y la
difusión de noticias.
También contaba con buenos inversores, como Cabiedes & Partners, Jesús Encinar (Idealista) o Caja Navarra, pero en 2012 se vio abocada al cierre.
No es el único proyecto relacionado con la industria de la música en
internet que no logra asomar la cabeza en España. Algo similar le
ocurrió a Yes.fm, una radio online basada en un modelo de negocio freemium y en cuya historia, como relatan a Teknautas fuentes próximas a la empresa, no se cumplieron los estudios de mercado, se invirtió demasiado y al final terminó malvendiéndose al Grupo Prisa.
4. Bubok: la revolución editorial no pasa de pyme
Se trata de un caso excepcional en esta lista, puesto que el modelo de negocio de Bubok, la plataforma online de autopublicación editorial y librería basada en la impresión bajo demanda,
es rentable. Sin embargo, sus expectativas de crecimiento estaban muy
por encima de lo que ha ocurrido en realidad. Según la información a la
que ha tenido acceso Teknautas, los inversores han cerrado de momento el grifo de la financiación porque la startup no
ha dado el salto que se esperaba, y parecen convencidos de que su
camino natural a partir de ahora será el de una pyme convencional,
cuando había nacido con pretensiones más altas.
A pesar de que han franquiciado el negocio -firmaron una alianza con el grupo Service Point Solutions
(SPS) con el objetivo de aprovechar durante dos años su red de
imprentas en 44 países-, el crecimiento se ha estancado. Según los
últimos datos, a través de esta plataforma se publican alrededor de 15.000 obras al año, una cifra que representa el 20% de los títulos publicados en España.
5. Doocuments: parecía una buena idea
Su especialización era, a priori, muy alta, por eso prometía hacerse un hueco en el mercado de la nube, donde las empresas están invirtiendo ingentes cantidades de dinero, aunque generalmente a través de sistemas creados ad hoc mediante una compañía de confianza. Doocuments, cuya web no está operativa desde hace varios días, nació en 2010 como un sistema de soluciones de seguridad enfocada a empresas y administraciones, a las que la startup ofrecía distintos servicios para custodiar la integridad de los documentos compartidos en la red.
Su CEO, Carlos Polo, habla así de la empresa:
"Cuando el error más importante es la sobrevaloración del problema que
tu tecnología resuelve, es necesario mucho dinero para pivotar y cambiar
de dirección. Pero crear tecnología es lo que tiene. En otras
circunstancias pivotar es más barato y puede hacerse con menor
inversión". Si eyeOS, que llegó mucho antes a la nube, está teniendo dificultades para tomar posiciones en el mercado del cloud computing, significa que el sector se ha convertido en un infernal océano rojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario