(Un artículo de María Roig en el
suplemento económico en El Mundo del 20 de octubre de 2013)
¿Educación abierta, gratuita y desde cualquier
lugar? ¿Estudiar un curso a través de tu teléfono móvil? Si, es posible. Este
nuevo concepto de enseñanza, creado en EEUU, cada vez se oferta más por parte
de las universidades (entre ellas Harvard o Standford), incluidas las
españolas. Una nueva manera de aprender que se inscribe bajo el término MOOC o
cursos online abiertos masivos y en el que cada vez se trabaja más unido al
concepto de movilidad.
Las crecientes dificultades en
materia educativa se disipan en el universo de Internet con la posibilidad de asistir a clase a través de cualquier dispositivo,
incluso desde el móvil. Cuestión en la que trabajan dos de las principales
plataformas españolas: UniMooc y Mooc.es. Sergio Luján, de UniMooc, afirma: «Lo
único es que por ahora es necesario disponer de una conexión a Internet en el
dispositivo móvil» pero se está avanzando hacia la posibilidad de hacerlo offline».
Una vía que ve importante, junto con
los responsables de Mooc.es, porque «permite al estudiante la realización del
curso en sus tiempos muertos», sobre todo aquellos ligados al transporte
público. Daniel Torres, director del Centro Superior para la Enseñanza Virtual
(CSEV), afina: «Consiste en llevar siempre contigo la capacidad de aprender». Una
posibilidad que, según Torres permite que «miles de personas interactúen en
todo momento» otorgando a estos cursos «inmediatez y frescura».
Tomás Jiménez, de la comisión sectorial
de las TIC de la CRUE, apunta que «esta realidad se vuelve relevante si se
tiene en cuenta que los alumnos que suelen inscribirse son gente que trabaja o
jóvenes que usan constantemente su teléfono». Desde el CSEV indican que «esta nueva
gama de posibilidades de aprendizaje nace de adaptarlo a la vida diaria de
cualquier persona». Además, en Mooc.es opinan que «las necesidades de movilidad
unidas a este formato educativo pueden dar grandes resultados».
Del mismo modo, son páginas vinculadas
a diversas redes sociales. (Facebook, Twitter o Linkedin) y en las que se
insiste en la actitud proactiva del alumno, el equivalente a levantar la mano
en clase. Concretamente, Miriadax da una especial importancia a este aspecto
con sus puntos de karma y medallas sociales,
concedidas por el resto de alumnos matriculados a partir de los comentarios y
participaciones. Asimismo, en Coursera se crean grupos de estudio en Facebook o
se comparten documentos para trabajos en Google Drive. Estas plataformas, además,
utilizan los canales de Youtube o Vimeo para proporcionar material audiovisual
al alumno y dan una especial importancia a las bitácoras y los foros de debate.
¿TIENEN VALIDEZ REAL?
En España, la Universidad
Politécnica de Madrid fue la primera en lanzar un MOOC en 2012, concretamente
uno de criptografía llamado Crypt4you. La Universidad de Alicante es otra de
las que se ha sumado a esta «revolución en la educación» con Unimooc. También
portales que agrupan distintas ofertas en español, al estilo del estadounidense
Coursera, como Mooc.es o Miriadax (promovida por Telefónica y Universia) en
colaboración con universidades como la Complutense o la Pompeu Fabra.
Según el CSEV, en España hay más de
medio millón de alumnos en más de 70 cursos distintos. Algo más del 25% de las
inscripciones totales «han escogido cursos de idiomas, y como segunda
preferencia están los de emprendimiento, concretamente los relacionados con el
desarrollo de aplicaciones móviles» afirma Daniel Torres, director del centro.
Y añade que «la media de finalización se sitúa en torno al 15%». Sergio Luján Mora,
profesor de la Universidad de Alicante y colaborador en el desarrollo tecnológico
de UniMooc asegura «en la segunda edición del portal iDESWEB se inscribieron
13.543 personas, iniciaron el curso 12.307 y finalizaron con certificado
1.531». Es decir, ello supone una «tasa de finalización del 12%».
Por su parte, Ignacio Despujol Zabala,
comenta que en la Universidad Politécnica de Valencia y su plataforma UPVx ha
contado con «un total de 83.601 estudiantes matriculados. De ellos, sólo 12.583
consiguieron el certificado».
He aquí sus dos grandes problemas: sólo
un porcentaje muy reducido termina los cursos y, de terminarlos, la mayoría no
tiene validez académica. Según Zabala se debe a la «imposibilidad de comprobar
la identidad de quién hace los exámenes ni las condiciones en las que los hace».
Desde la CRUE apuntan «como no se paga nada, el interés por aprovecharlo no es
el mismo que en la educación tradicional, que sí se paga». Daniel Torres, del
CSEV opina que esto no implica un menor éxito ya que «ahora el valor está en las
capacidades que se adquieren, algo que se verá en la medida que las empresas
identifiquen talento en los curriculums».
Desde CRUE también señalan que «la
validez del certificado viene determinada por el prestigio de la institución
que está detrás». Es decir, hay que «diferenciar entre los cursos ofertados por
empresas comerciales y los impartidos por universidades, y si son estadounidenses
mejor». No obstante, aún no existe una posición unificada por parte de las
instituciones educativas españolas en cuanto a su validez.
Por lo pronto, la conexión entre alumnos
y docentes de todo el mundo sigue su curso. Una perspectiva en la que ya
comienzan a entrar las empresas privadas que están creando sus propios MOOC
para futuros reclutamientos de personal.
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