lunes, 17 de octubre de 2016

Asistir a la universidad desde el móvil



(Un artículo de María Roig en el suplemento económico en El Mundo del 20 de octubre de 2013)

 ¿Educación abierta, gratuita y desde cualquier lugar? ¿Estudiar un curso a través de tu teléfono móvil? Si, es posible. Este nuevo concepto de enseñanza, creado en EEUU, cada vez se oferta más por parte de las universidades (entre ellas Harvard o Standford), incluidas las españolas. Una nueva manera de aprender que se inscribe bajo el término MOOC o cursos online abiertos masivos y en el que cada vez se trabaja más unido al concepto de movilidad.

Las crecientes dificultades en materia educativa se disipan en el universo de Internet con la posibilidad de asistir a clase a través de cualquier dispositivo, incluso desde el móvil. Cuestión en la que trabajan dos de las principales plataformas españolas: UniMooc y Mooc.es. Sergio Luján, de UniMooc, afirma: «Lo único es que por ahora es necesario disponer de una conexión a Internet en el dispositivo móvil» pero se está avanzando hacia la posibilidad de hacerlo offline».

Una vía que ve importante, junto con los responsables de Mooc.es, porque «permite al estudiante la realización del curso en sus tiempos muertos», sobre todo aquellos ligados al transporte público. Daniel Torres, director del Centro Superior para la Enseñanza Virtual (CSEV), afina: «Consiste en llevar siempre contigo la capacidad de aprender». Una posibilidad que, según Torres permite que «miles de personas interactúen en todo momento» otorgando a estos cursos «inmediatez y frescura».

Tomás Jiménez, de la comisión sectorial de las TIC de la CRUE, apunta que «esta realidad se vuelve relevante si se tiene en cuenta que los alumnos que suelen inscribirse son gente que trabaja o jóvenes que usan constantemente su teléfono». Desde el CSEV indican que «esta nueva gama de posibilidades de aprendizaje nace de adaptarlo a la vida diaria de cualquier persona». Además, en Mooc.es opinan que «las necesidades de movilidad unidas a este formato educativo pueden dar grandes resultados».

Del mismo modo, son páginas vinculadas a diversas redes sociales. (Facebook, Twitter o Linkedin) y en las que se insiste en la actitud proactiva del alumno, el equivalente a levantar la mano en clase. Concretamente, Miriadax da una especial importancia a este aspecto con sus puntos de karma y medallas sociales, concedidas por el resto de alumnos matriculados a partir de los comentarios y participaciones. Asimismo, en Coursera se crean grupos de estudio en Facebook o se comparten documentos para trabajos en Google Drive. Estas plataformas, además, utilizan los canales de Youtube o Vimeo para proporcionar material audiovisual al alumno y dan una especial importancia a las bitácoras y los foros de debate.

¿TIENEN VALIDEZ REAL?
En España, la Universidad Politécnica de Madrid fue la primera en lanzar un MOOC en 2012, concretamente uno de criptografía llamado Crypt4you. La Universidad de Alicante es otra de las que se ha sumado a esta «revolución en la educación» con Unimooc. También portales que agrupan distintas ofertas en español, al estilo del estadounidense Coursera, como Mooc.es o Miriadax (promovida por Telefónica y Universia) en colaboración con universidades como la Complutense o la Pompeu Fabra.

Según el CSEV, en España hay más de medio millón de alumnos en más de 70 cursos distintos. Algo más del 25% de las inscripciones totales «han escogido cursos de idiomas, y como segunda preferencia están los de emprendimiento, concretamente los relacionados con el desarrollo de aplicaciones móviles» afirma Daniel Torres, director del centro. Y añade que «la media de finalización se sitúa en torno al 15%». Sergio Luján Mora, profesor de la Universidad de Alicante y colaborador en el desarrollo tecnológico de UniMooc asegura «en la segunda edición del portal iDESWEB se inscribieron 13.543 personas, iniciaron el curso 12.307 y finalizaron con certificado 1.531». Es decir, ello supone una «tasa de finalización del 12%».

Por su parte, Ignacio Despujol Zabala, comenta que en la Universidad Politécnica de Valencia y su plataforma UPVx ha contado con «un total de 83.601 estudiantes matriculados. De ellos, sólo 12.583 consiguieron el certificado».

He aquí sus dos grandes problemas: sólo un porcentaje muy reducido termina los cursos y, de terminarlos, la mayoría no tiene validez académica. Según Zabala se debe a la «imposibilidad de comprobar la identidad de quién hace los exámenes ni las condiciones en las que los hace». Desde la CRUE apuntan «como no se paga nada, el interés por aprovecharlo no es el mismo que en la educación tradicional, que sí se paga». Daniel Torres, del CSEV opina que esto no implica un menor éxito ya que «ahora el valor está en las capacidades que se adquieren, algo que se verá en la medida que las empresas identifiquen talento en los curriculums».

Desde CRUE también señalan que «la validez del certificado viene determinada por el prestigio de la institución que está detrás». Es decir, hay que «diferenciar entre los cursos ofertados por empresas comerciales y los impartidos por universidades, y si son estadounidenses mejor». No obstante, aún no existe una posición unificada por parte de las instituciones educativas españolas en cuanto a su validez.

Por lo pronto, la conexión entre alumnos y docentes de todo el mundo sigue su curso. Una perspectiva en la que ya comienzan a entrar las empresas privadas que están creando sus propios MOOC para futuros reclutamientos de personal.

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