(Un texto de Jorge Parra en el suplemento económico del
Heraldo de Aragón del 6 de octubre de 2013)
Tras culminar la Operación Overlord que se inició con el desembarco aliado en Normandía, el
general Dwight D. Eisenhower afirmó: «Los planes no son nada; la planificación
lo es todo». Esta aseveración tan tajante tiene su explicación. El general tuvo
que modificar varias veces sobre la marcha el plan inicial del desembarco
debido a circunstancias sobrevenidas. Sin embargo, el proceso de reflexión que
mantuvo con su equipo para planificar la operación, en el que se evaluaron
todas las alternativas y contingencias, le fue de gran valor a la hora de
improvisar y tomar decisiones que modificaban el plan.
Henry Mintzberg transmite la misma idea con su concepto de
estrategia emergente: el plan es importante, pero se ve afectado por multitud
de factores como la necesidad de adaptarlo a las cambiantes circunstancias externas
de la organización, o la particular interpretación que los directivos hacen de
la estrategia. Una cosa es la estrategia deliberada y otra es la que finalmente
se lleva a cabo. A pesar de que el plan no siempre se ejecuta como estaba
previsto, merece la pena dedicar tiempo de calidad a la planificación.
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