(Un texto de Montse
Mateos en el suplemento económico de El Mundo del 6 de octubre de 2013)
Son cada vez más las
voces que aseguran que podemos vivir una burbuja de emprendimiento. Miguel
Sánchez Galindo, director del área de innovación, emprendedores y pymes de la
EOI, advierte de que «hay que tratar con cautela esta fiebre. La gente invierte
sus ahorros en la puesta en marcha de un negocio pensando que es la panacea.
Pero aquí no contamos con el entramado de 'business
angel' y capital riesgo de Estados Unidos, donde el emprendimiento forma
parte de su cultura».
Este experto diferencia
varios tipos de emprendedores: «Los que montan un negocio ante la imposibilidad
de acceder a un empleo, otros que lo hacen con la intención de que sea un
negocio sostenible en el tiempo y otros, más ligados al ámbito tecnológico, que
lo quieren es vender la empresa en poco tiempo. Estimo en ochenta o cien proyectos
globales al año con capacidad de captar la inversión necesaria para conseguirlo.
El segundo tipo es el que tiene más posibilidades de supervivencia».
Óscar Fuente, director de
IEBS, explica que «el emprendedor por necesidad suele ser poco profesional y no
cree que invertir en formación sea tan importante para la supervivencia de su
negocio. Existe una falta de concienciación emprendedora, poner en marcha una
empresa no es la panacea, supone mucho trabajo y sacrificio. Antes de lanzarse
requiere cierta reflexión». También Joan Miquel Piqué, 'coach' de la UOC Business School, señala que «no todo el mundo
sirve para ser empresario. Nos lo están haciendo creer, pero nos hacen ser
autoempleados no empresarios».
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