(Un artículo de Lucio Fuentelsaz en el suplemento económico
del Heraldo de Aragón del 8 de diciembre de 2013)
Cada vez
está más extendida en nuestra sociedad la creencia según la cual la actividad
emprendedora se encuentra inexorablemente unida al crecimiento económico. Esta
creencia, junto con la devastadora crisis que nos asuela desde hace ya más un
lustro, ha llevado a la mayoría de agentes sociales a incorporar en su discurso
la necesidad de promover el emprendimiento como una posible solución para
iniciar y consolidar la recuperación.
Una clara
muestra del interés que ha suscitado el fomento del emprendimiento en estos
últimos años la encontramos en algunas de las medidas recientemente aprobadas
tanto a nivel nacional como comunitario. En España podemos mencionar la
reciente Ley 14/2013, de 27 de septiembre, de apoyo a los emprendedores y su internacionalización
o el Real Decreto- ley 4/2013, de 22 de febrero, de medidas de apoyo al
emprendedor y de estímulo del crecimiento y de la creación de empleo. En el
ámbito europeo, la Comisión Europea ha presentado recientemente el Plan de Acción
de Emprendimiento 2020 con el fin de apoyar a los emprendedores y cambiar la
cultura emprendedora en Europa, de manera que convertirse en emprendedor sea un
proyecto atractivo para los ciudadanos europeos y permita retornar a la senda
del crecimiento y del empleo.
Con el
fin de conocer mejor el fenómeno del emprendimiento, un grupo de profesores de
la Universidad de Zaragoza lleva ya algunos años elaborando el informe GEM
(Global Entrepeneurship Monitor) para la Comunidad Autónoma de Aragón. Se trata,
sin duda, del observatorio más completo sobre actividad emprendedora que se
realiza a nivel mundial. El proyecto inicia su andadura en el año 1999 liderado
por London Business School y Babson College y en el mismo participan
actualmente en torno a 80 países. España, una de las naciones con mayor
presencia en el proyecto, se incorpora en la segunda edición del mismo, en el año
2000, mientras que Aragón realiza el estudio desde el año 2008 (puede
encontrarse más información en la dirección http://www.gem-spain.com).
Uno de
los principales resultados que de deriva del proyecto es el cálculo de una tasa
de emprendimiento (TEA atendiendo a sus siglas en inglés), que permite valorar el
porcentaje de población comprendida entre los 18 y 64 años que se declara
involucrada en una actividad emprendedora incipiente (donde actividad
incipiente es toda aquella que no sobrepasa los 42 meses de existencia). El TEA
es un indicador especialmente valioso, no solo porque permite disponer de una
fotografía precisa del nivel de emprendimiento de una determinada región, sino
también porque facilita la realización de comparaciones fiables con otros
territorios. Esto último refuerza su potencial comosoporte a la tomade decisiones
por parte de organismos e instituciones públicas.
En el
caso de Aragón, el TEA asciende en 2012 al 4,6%, una cifra algo inferior al
5,3% de 2011 aunque superior al 3,7% de 2010. Se trata de una cifra
relativamente reducida, aunque debe tenerse en cuenta que el momento en el que se
realizan las entrevistas de las que se deriva esta información (junio y julio
de 2012) coincide con el periodo más duro de la actual crisis económica. En este
sentido, otro de los indicadores que proporciona el informe y que puede suponer
cierta dosis de optimismo es el que hace referencia al emprendimiento latente
(porcentaje de aragoneses que declara su intención de poner en marcha una
empresa) y que alcanza el 11,6%. Este indicador pone de manifiesto la
existencia de un cierto potencial emprendedor en la población aragonesa, que
puede traducirse en un repunte en la creación de nuevas empresas en la medida
en que las circunstancias económicas resulten algo más favorables. El análisis
de estas cifras debe verse completado con un estudio más detallado sobre las
motivaciones que se encuentran detrás del inicio de una actividad emprendedora.
GEM nos permite aproximarnos a ellas a través de lo que denomina como emprendimiento
por oportunidad y emprendimiento por necesidad. En este sentido, la principal conclusión
es que en los últimos cinco años se ha producido un aumento significativo en
las iniciativas emprendedoras que responden a la existencia de una necesidad
(frente al emprendimiento que surge para aprovechar una oportunidad percibida
en el entorno). En otros términos, la crisis parece haber traído consigo un
tipo de emprendimiento que, aunque valioso, suele generar menores niveles de
empleo y de valor añadido que el emprendimiento por oportunidad. En este contexto
resulta de especial importancia insistir en otro de los aspectos sobre los que
se ha incidido con mayor frecuencia en los últimos años y que constituye una de
las principales carencias de nuestro sistema educativo: la necesidad de que los
emprendedores cuenten con una buena formación que permita aumentar la
probabilidad de éxito de sus iniciativas.
Cuando se
habla de emprendimiento, no basta con que las tasas de creación de empresas
sean elevadas. También resulta fundamental que sean capaces de superar el paso
de los años, por lo que una tasa algo inferior puede resultar más deseable en
la medida en que las iniciativas puestas en marcha sean de mayor calidad y en ello
la preparación de los futuros emprendedores desempeña un papel fundamental. En
este sentido, deben valorarse positivamente los programas de orientación y seguimiento
que se desarrollan desde las distintas instituciones y organismos públicos
aragoneses con el fin de incrementar las tasas de supervivencia y disuadir, en
su caso, a aquellos emprendedores cuyas propuestas presenten escasas
probabilidades de éxito.
Los
expuestos en este artículo representan solo algunos de los resultados que
pueden encontrarse en el informe GEM, cuya presentación pública en su edición del
año 2012 tuvo lugar hace escasas fechas, y que permiten definir el perfil socio-demográfico
del emprendedor, analizar indicadores relacionados con la actividad emprendedora
(nivel de inversión requerida, tipo de financiación empleada, motivo por el que
se decide crear la empresa, sector de actividad, expectativas de retorno de la
inversión, creación de empleo, etc.) o valorar los factores de entorno que
rodean a la actividad emprendedora.
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