(Un texto de Silvia Fernández Fernández en el suplemento
económico de El Mundo del 17 de noviembre de 2013)
Caviar Nacaril exporta a Rusia huevas de esturión criado en Los
Pirineos, Pretty Ballerinas triunfa con sus zapatos en Italia y Freixenet ya es
el tercer vendedor de espumosos en Francia.
Que las frutas y verduras frescas españolas se vendan en
Noruega no tiene mérito. Que el aceite de oliva patrio o el jamón ibérico sean
los reyes de la exportación española en China o Estados Unidos entra dentro de
lo predecible. Pero que Rusia demande caviar a España o que Francia deguste
cada vez más cava y queso manchego ya es otro cantar. Y ni que decir tiene que
italianos escojan calzar sus pies con made
in Spain.
España exportó en 2012 la cifra récord de 222.643,9 millones
de euros, un 3,8% más que en 2011. Fue el mejor dato de la serie histórica, que
comenzó en 1971. Y el 2013 arroja, por ahora, datos incluso mejores, puesto que
la balanza comercial del primer semestre reflejó un crecimiento del 8% respecto
a los primeros seis meses del [2012] (118.722 millones de euros).
Frente a las grandes multinacionales españolas, con
presencia en numerosos países, también otras empresas y pymes tienen algo que
decir en el mercado exterior. Concretamente, a dichos datos históricos
contribuyó en 2012 el aumento del 12% en las empresas que exportaron, 130.247,
según datos del Ministerio de Economía y Competitividad.
Triunfan en terreno hostil, con el reto de vender en
mercados que son los líderes o reconocidos productores a nivel mundial del
producto que estas compañías exportan; y, en el caso de Asia, cuentan, además,
con el importante handicap que supone
producir a costes occidentales y vender a precios competitivos en mercados en
los que la producción resulta más barata. Pero, sin embargo, han encontrado un
hueco.
A Freixenet se le resistió el mercado francés durante años.
"Ya en el 83, en Bélgica y Francia nos dijeron que ni lo
intentáramos", relata el director de Negocios Internacionales de la firma,
Bernd Halbach. Pero era casi impensable dejar pasar un mercado en el que se
venden 300 millones de botellas de vino espumoso, de las que hoy en día 150
millones son de champagne. La entrada en escena en 2001 de la empresa francesa
Yvon Mau les ayudó a alcanzar su objetivo. Se convirtió en su distribuidora en
Francia, tras lograr que el cava se instalase en las grandes superficies y
llegase al público francés; "y funcionó entre los clientes", explica
Halbach.
Desde entonces, cada año casi han duplicado sus ventas. Hoy,
Freixenet vende cinco millones de botellas en Francia; es su segundo mercado en
importancia (por detrás de Alemania y seguido de España). Supone un 4% del
total de sus exportaciones y se ha convertido en la tercera marca más vendida
en la cuna del champagne.
En el país de los mil
quesos también ha encontrado hueco un producto español: el mundialmente
reconocido queso manchego. Son varias las empresas que han penetrado en este
mercado, entre ellas, Quesos Cristo del Prado y Valdehierro, que lleva siete
años exportando a este país. Del total de su producción, un 85% va destinado al
exterior, en especial a Estados Unidos. Y aunque Francia supone sólo un 4%, la
demanda de paladares curtidos en el fromage
es un plus. "Es un público que sabe de sabores", explica José Luis
Sevilla, responsable de esta empresa de origen familiar.
Italia fabrica el 50% del calzado de Europa, según datos de
la Unión Europea. Sin embargo, esto no ha sido obstáculo para que una marca mallorquina
con nombre inglés, Pretty Ballerinas, haya decidido vender sus zapatos al mayor
productor del sector de Europa. La firma, perteneciente al Grupo Mascaró, está
presente en el país transalpino desde 2010, tiene tienda en Milán y prevé abrir
en Roma.
Mascaró exporta un 70% de su producción, e Italia supone
sólo un 5% de su facturación. No obstante, el mercado italiano es un
"escaparate en el que hay que estar" y "la mayor referencia de
cara a países del este, sobre todo Rusia", cuenta su responsable de
comunicación Kike Díaz. El principal
cliente de Sastrería Cornejo es la industria de Hollywood.
En el codiciado mercado ruso triunfa, precisamente, una
empresa española que fabrica un producto que en nada se identifica con España: el
caviar. En un remanso de los Pirineos, Caivar Nacarii cría una variedad de
esturiones originaria del Lago Baikal, en Siberia, cuyas huevas, son muy
apreciadas por el mayor consumidor, el país eslavo, que es incapaz de cubrir su
fuerte demanda interna.
Caviar Nacarii exporta el 70% de su producción, y en 2012
destinó el 32% a su principal mercado -Rusia-, donde se distribuye gracias a un
acuerdo con la rusa 000.3D Packaging. Tras siete años en el mercado, su caviar,
artesanal y de cultivo sostenible, se exporta a 11 naciones, entre ellas, Japón
o Emiratos Árabes Unidos, un país que demanda unas 14 toneladas anuales de este
manjar.
Un caso diferente es el de Sastrería Cornejo. La oportunidad
de consolidarse en el extranjero llamó a su puerta en los años 60 con los
rodajes en España de producciones cinematográficas como El Cid. El negocio de vestuario de esta empresa de casi un siglo de
antigüedad depende del presupuesto de la industria del cine. "Pero fue a
finales de los 90 cuando se da a conocer internacionalmente, con
megaproducciones como Gladiator", cuenta su directora de Proyectos, María
Ortega Cornejo.
Hoy, casi un 70% de su facturación proviene del exterior.
"Nuestro principal mercado es Inglaterra -que son producciones de
Hollywood-". Incluso han trabajado con países asiáticos, pero su
"expansión es más hacia Occidente", matiza Ortega.
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