(Un texto de Montse Mateos en el suplemento económico del 22
de diciembre de 2013)
El
'coaching' es un proceso de desarrollo a través del que descubrirás tu
potencial; no es el elixir que pondrá fin a tus dudas profesionales.
Piensa
por un momento en cualquier disciplina deportiva. Entrenador y jugador son los
protagonistas en esta historia que sólo tendrá un final feliz si su relación va
encaminada a un objetivo común, en este caso, ganar. Vicente del Bosque ha hecho
historia con la selección española de fútbol, pero él no ha marcado ni un gol. Los
futbolistas, de manera individual y en equipo, son los goleadores, ellos son
los protagonistas ineludibles de la historia.
Si
como profesional necesitas tu particular Del Bosque para hacer frente a tus
desafíos profesionales, no pretendas que este coach -entrenador- sea tu amigo del alma, puede llegar a ser tu
peor contrincante cuando te des cuenta que no está ahí para ser tu colega, sino
para sacar lo mejor de ti. En esta relación entre coach y coachee -quien
recibe el proceso- no valen las lamentaciones, ni confíes en encontrar al mejor
consejero. Para eso ya están los amigos.
El futuro en tus manos. «La gente
tiende a pensar que un proceso de coaching
le va a solucionar la vida sin ningún esfuerzo. Creen que es algo mágico y, a
veces, los ejecutivos y los emprendedores que participan en estos programas
carecen del compromiso que se requiere para lograr unos objetivos muy concretos»,
advierte Javier Carril, socio de Execoach. No esperes salir con la solución a
tus problemas de la primera ni de la segunda reunión. Es un camino que tienes
que recorrer tú.
«Un
coach plantea desafíos. El éxito de un programa está basado en un plan de
acción concreto y el cumplimiento por ambos de la regla de las tres 'C':
compromiso, confianza y confidencialidad. Y si no existe un desafío desde el
inicio, nada tiene sentido», explica María García, socia directora de Seeliger
y Conde Consultoría. «El coachee
tiene que trabajar acciones que él mismo se va marcando», añade Carril.
«En
manos del coach está realizar las preguntas adecuadas con un objetivo: que el
cliente se descubra a sí mismo. Hay que parafrasear, captar el lenguaje de la persona
que tienes enfrente y controlar el mensaje», afirma García. Por esta razón,
Julen Ortiz de Murúa, experto en planificación estratégica de la innovación y
coach, considera fundamental que estos entrenadores posean una formación en el
ámbito del comportamiento humano y de las organizaciones: «Deben nutrirse de
las aportaciones de la neurociencia, la psicología cognitiva, la sociología y
la lingüística para hacer un diagnóstico del individuo».
También
destaca este experto la confianza como uno de los pilares de cualquier
programa: «El coaching es una opción
para contar con alguien que acompañe a una persona en su desarrollo pero
haciéndola responsable del mismo. Si nos hacemos cargo de su problema, eso no
es coaching, y lo único que se
consigue es estupidizar al cliente».
Los
programas de coaching tienen una duración media de cuatro a seis meses - unas
diez sesiones de una hora, aproximadamente-. María López Herranz, presidenta de
International Coaching Federation (ICF),
asegura que la clave del éxito está en que «el profesional se enfrente a sus
retos y desarrolle las habilidades para asumir desafíos concretos. Se trata de
hablar un momento, analizar el presente para diseñar el futuro».
Un
amigo vale más que un tesoro. No intentes suplirlo con un coach si lo que realmente necesitas es un hombro en el que llorar.
Ortiz de Murúa, concluye que «el ser humano necesita a los otros. Y a veces el
ejecutivo busca en el coaching una
salida para acabar con su soledad, y quizá lo que necesita es un amigo. Tener
vínculos emocionales sólidos y consistentes es un lugar de apuntalamiento para
el desarrollo del ser humano».
Asesores, consultores y mentores
El mejor consejo para desarrollar tu carrera es una
bicoca que no obtendrás de un 'coach'. Cualquiera de estos profesionales pondrá
a tu disposición su experiencia y su conocimiento empresarial, pero ellos no te
harán ninguna sugerencia. Para eso tienes que buscar un mentor -figura habitual
en muchas organizaciones para tutelar el desarrollo de los junior- o un asesor.
A diferencia de los 'coach', ambos enseñan al 'aprendiz' o al profesional
durante un periodo de tiempo que puede prolongarse años, hasta que el 'alumno'
consigue ser un fuera de serie. El 'coaching' es un proceso encaminado a que el
'coachee' -profesional- descubra por sí mismo cuáles son sus fortalezas, sus
déficit y, en consecuencia, diseñe su carrera futura. ÉI es el responsable de
su destino, su asesor y su mentor. El 'coach' es un espectador y nunca toma
partido. Su misión es plantear preguntas abiertas que te ayuden a conocer tu
potencial. Descubrirás cosas buenas y otras malas, que dañarán tu amor propio.
Para desahogarte busca a alguien que escuche tus problemas y te dé una solución,
para eso no sirve un 'coach'. Un amigo, un asesor o un consultor son algunas opciones.
Plácido Fajardo, experto en recursos humanos y socio de Alto Partners Leaders
Trust, apunta que no hay que confundir el 'coaching' «con sesiones de 'baño y
masaje' que sirvan simplemente de alivio, para descargar tensiones y
reconfortarnos. Para que sea útil, requiere un compromiso de cambio con
esfuerzo, y un plan de acción para la mejora por parte de quien lo recibe, con
objetivos concretos y seguimiento de la evolución». Por eso, si tras la primera
conversación con tu 'coach' sales reconfortado, sospecha. El 'coaching'
requiere tu compromiso y puede no ser una experiencia agradable, pero es uno de
los métodos de desarrollo más poderosos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario