(Un texto de Tino
Fernández en el suplemento dominical de El Mundo del 3 de noviembre de 2013)
Los primeros empleados
que fiches tienen una importancia que quizá no has calibrado: son el alma de tu
nuevo proyecto.
Ensamblar un gran equipo
y gestionar personalidades es una de las grandes tareas que te esperan como emprendedor.
Ese primer grupo de personas que contratas es un argumento definitivo para los
inversores, porque no puedes dedicarte sólo a «llenar» posiciones en tu nueva
empresa.
Los emprendedores son
una especie de termómetro del futuro. Con las nuevas compañías que crean para
satisfacer necesidades diferentes y resolver problemas que otros no han sabido
solucionar no sólo es posible detectar los sectores y negocios que pueden
triunfar, sino también identificar nuevos perfiles y profesiones que antes no
existían y que son necesarios para sus start
up, pero que resultan muy difíciles de encontrar. Es una dificultad añadida
para quienes necesitan acertar de pleno a la hora de reclutar.
Tendrás que identificar
a un grupo no muy numeroso de colaboradores juiciosos, teniendo muy claro cuáles
son las necesidades de tu proyecto en términos de competencias. Elabora un mapa
de éstas con una visión y objetivos y cuenta con especialistas complementarios,
en vez de que éstos se dediquen a competir.
Puede parecerte
sorprendente, pero en tu etapa inicial de reclutamiento debes observar algunas
estrategias que ayudarán a impulsar y conservar la mentalidad start up.
Escoger al mejor
candidato para tu nuevo proyecto no es siempre la opción más adecuada. Quien te
parece más listo y preparado quizá no es la persona adecuada para tu nueva
empresa. Puedes enseñarle las habilidades que requiera tu negocio y su puesto,
pero la pasión y el espíritu start up
se tienen o no se tienen. No fiches al mejor sino a quien se adecue mejor a la cultura
de tu empresa y a sus objetivos. Evita los lobos esteparios que puedan
distorsionar a un grupo eficiente y colaborador. Estos llaneros solitarios
brillantes que no encajan socavan al equipo.
Cuando entrevistas a
candidatos en las fases iniciales de tu aventura empresarial, el «quién» es
mucho más importante que el «qué»: las actividades que ese empleado potencial
ha realizado previamente pueden ser sólo parcialmente aplicables a las
funciones que deberá desempeñar en tu empresa.
Recuerda que hay quien
encaja en determinadas culturas corporativas y no lo consigue en otras. Cuando
analizas el pasado de un candidato a través de su currículo y tratas de pronosticar
su comportamiento futuro te das cuenta de que la historia anterior en otra
empresa no suele repetirse en la nueva. Lo importante es tener claro cuál es la
cultura en la que el candidato al que quieres fichar deberá trabajar.
La simple lectura de la vida
laboral no permite percibir qué tipo de empleado tienes ante tus ojos, y es un
error evaluar currículos sin entrar en detalle a sondear acerca de las
capacidades. El CV resulta necesario, pero ya no es suficiente para llegar con
éxito al puesto deseado y cada vez pesa más la personalidad y los valores del
candidato, que se han convertido en herramientas eficaces para valorar el encaje
en la cultura corporativa.
No busques en esas
primeras contrataciones las mismas cualidades que le pedirías a un amigo potencial.
Estás buscando empleados y colaboradores, y esta distinción puede ser crítica
para tu negocio. A los amigos los eliges porque piensan como tú, tienen aficiones
parecidas y te identificas con ellos. Pero en términos de eficacia para tu
nuevo proyecto necesitas opiniones contrarias, formas de hacer distintas,
alguien que discrepe. Contrata a quien tenga experiencias diferentes a las
tuyas. No es descabellado que decidas fichar a alguien del que nunca serás
amigo.
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