(Un texto de Arancha
Bustillo en el suplemento económico de El Mundo del 20 de octubre de 2013)
Escalabilidad, tecnología
propia, una buena cartera de clientes y un fuerte mercado son competencias que se
buscan en una empresa de reciente creación.
La vida de los
fundadores de Softonic cambió un miércoles. El pasado 27 de abril se firmaba
una operación histórica en el sector tecnológico y de Internet español: el
fondo suizo Partners Group compraba el 30% del capital de esta compañía por
82,5 millones de euros. Esta adquisición significaba que la empresa que había
puesto en marcha Tomás Diego en 1997 estaba valorada en 275 millones de euros.
No es el único ejemplo.
Aunque sí uno de los que más llaman la atención por la cantidad invertida en la
compra. Otras como eDreams también se han adquirido por cifras millonarias. Esta
agencia de viajes online se vendió hace tres años a la firma británica Permira
por más de 250 millones de euros. En esos momentos había cumplido ya una década
en el mercado, pero lo que conquistó a la compañía de capital riesgo no fue su
edad sino su negocio de alto crecimiento que operaba en un sector muy atractivo.
La experiencia es un grado, pero también lo son aspectos como «la escalabilidad
de la compañía, que cuente con tecnología propia y con sistemas patentados, que
tenga un fuerte mercado a sus espaldas y una amplia base de clientes», enumera Manuel
Balsera, business angel y emprendedor
en serie.
Cierto es, como recuerda
Miguel Ángel Trujillo, socio de BA International Partners y director en España
de FundedByMe Crowdfunding, que hay sectores calientes y fríos, y que del área en
la que se encuadre el negocio dependerá también el interés que despierte por
parte de las grandes organizaciones. Pero también es cierto, como añade
Trujillo, que para que llames la atención lo primero es darte a conocer y para
eso «hay que estar en el barrio. Esto es un mercado. Si hay empresas que compran
y estás interesado en vender, tendrás que conocer esas firmas y sus estrategias».
En bastantes ocasiones,
sin embargo, no son las start up las
que buscan novio, sino las multinacionales las que quieren un negocio adicional
que complemente el suyo. Y las rondas de financiación a través del venture capital son un escaparate
propicio para estas operaciones. Así lo indica Javier Capapé, manager de Start
Up Spain e investigador en ESADE-geo, quien considera al capital riesgo un catalizador
para estas compras.
Las grandes
organizaciones no buscan empresas que acaben de nacer, sino compañías ya establecidas.
Eso es lo que sedujo a Symantec, la multinacional estadounidense dueña del antivirus
Norton, que descubrió en la start up catalana Password Bank una empresa con una
buena estrategia de financiación, una rápida internacionalización de la
compañía y una sólida base de clientes. En junio se cerró esta operación, cuyo precio
de compra ascendió a 25 millones de euros, y que permitió al fondo barcelonés
Inveready, que tenía el 30% del capital, salir de la compañía multiplicando por
siete su inversión.
Estas elevadas sumas de
dinero demuestran que una empresa puede valorarse en cifras de tres ceros
aunque sean relativamente jóvenes. Softonic, eDreams, Password Bank son buenos
ejemplos. Aunque no los únicos. A Tuenti la compro Telefónica en dos tramos: el
primero en 2010, cuando la empresa presidida por César Alierta adquirió el 90%
de la red social por 70 millones de euros; y el segundo en agosto de este año,
cuando se hizo con el 10% que le faltaba por 12 millones de euros, lo que sitúa
la valoración de la start up española
creada por Zaryn Dentzel en 2006 en 120 millones.
Capapé explica que para
tasar compañías como estas, las multinacionales recurren muchas veces a bancos
de inversión, aunque muchas de ellas cuentan con sus propios equipos de
valoración. «También es habitual que ambas partes contraten asesores externos
que evalúen las posiciones contrarias para llegar a un acuerdo».
Cuando llega el momento
de la venta al emprendedor se le supone una cierta experiencia en la gestión.
Al menos, esto es lo que cree Carlos Guerrero, socio del despacho Brugueras,
García-Bragado, Molinero & Asociados, quien considera que en el tiempo en
el que ha gestado la empresa «ha debido rodearse de un equipo muy profesional.
Además, tiene que contar con un grupo de abogados de máximo nivel y con experiencia
en operaciones de fusiones y adquisiciones. Cuando llegue ese momento, tiene
que tener a los mejores de su lado».
Muchos de los fundadores
de start up españolas adquiridas por
multinacionales se han formado en Estados Unidos o han trabajado en consultoras
y saben cómo funcionan estas operaciones. «Cuentan con ese espíritu emprendedor
propio de Silicon Valley y muchos han pasado por escuelas de negocios o
empresas americanas», apunta el manager de Start Up Spain. Y para ejemplo
Rebeca Minguela, que creó Blink Booking, comprada este mismo año por Groupon.
Minguela estudiaba un MBA en Boston cuando se le ocurrió que una aplicación de
reservas de hoteles de última hora podría ser un gran éxito. Y no se equivocó.
Así nacía BIink a finales de 2011, y a principios de 2012, y tras una ronda de
financiación, comenzó su expansión por Europa con la pretensión de convertirse
en una empresa global.
Pero, ¿qué pasa con el
fundador de la compañía? Guerrero cuenta que «normalmente la empresa que compra
la start up incluye en el contrato de
compraventa la condición de que los artífices y los empleados clave de la firma
continúen en la organización trabajando por un periodo aproximado de tres años.
En ese plazo se suele pactar también parte del precio de la venta vinculado al cumplimiento
de unos hitos o ratios financieros. Si se cumplen, el emprendedor acabará
vendiendo su último porcentaje al precio pactado». Esto es justo lo que pasó con
el fundador de Tuenti, que se ocupó de la gestión de la red social y del 10%
del capital que aún no tenía Telefónica durante estos últimos tres años.
Éste no es el único
destino al que pueden optar los fundadores de las empresas que adquieren las
multinacionales. Balsera reconoce que muchos de ellos suelen quedarse en la
compañía durante un periodo de transición que puede durar entre seis meses y
dos años. Pero la mayoría, asegura Trujillo, se dedica a crear otras empresas o
se convierte en business angels. El
socio de BA internacional Partners y director en España de FundByMe también apunta
como posibilidades para estos fundadores algún puesto directivo en cualquier
empresa del grupo comprador o convertirse en presidente honorífico.
Sea cual sea su futuro
inmediato, lo cierto es que ser el objeto de deseo de una gran organización es
uno de los sueños de muchos de los que ahora están poniendo en marcha sus ideas
de negocio. Lo importante, dice Yossi Vardi, emprendedor e inversor israelí que
participó en la última edición de Spain Startup & lnvestor Summit, es
aprovechar las oportunidades y el networking.
«Y encontrar a alguien que realmente confíe en tu negocio».
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