(Un texto de A. Bustillo
y A. Méndez en el suplemento dominical de El Mundo del 3 de noviembre de 2013)
Ni todas las 'start up' son iguales ni tienen las mismas necesidades
de capital. La forma de lograrlo define a cada nuevo empresario.
La financiación es la gasolina de las empresas. Se quiera o no,
es esencial para la puesta en marcha, rodaje y posterior desarrollo de cualquier
negocio. Sin embargo, conseguirla es el gran caballo de batalla de todo
proyecto emprendedor. Para Eduardo López-Agós, responsable de Emprendimiento de
Augeo Consulting Group, «en esta tarea las prisas no son buenas y antes de lanzarse
a pedir dinero conviene pararse a pensar en cuál es nuestro modelo de negocio y
qué necesitamos realmente. Esa reflexión puede evitamos más de un disgusto, y ayudará
a dirigir nuestros pasos hacia el tipo de financiación que mejor se ajuste a
nuestro proyecto».
Lo fundamental es asumir que la naturaleza de la
financiación dependerá de la fase en la que se encuentre cada proyecto, dice
Carlos Ramos, director de relaciones institucionales y desarrollo de negocios
de Avalmadrid, que también defiende que la agilidad del empresario para buscar
apoyo determinará el éxito y viabilidad de su compañía.
Esta manera de actuar y trabajar también permite definir el
tipo de emprendedor que está al frente de la iniciativa. Algo que los
responsables de los recursos financieros miran con lupa.
Es lo que se conoce en inglés por friends, fools and family. Ahorros del propio emprendedor y aportaciones,
normalmente a fondo perdido, que le facilitan desde su círculo más cercano.
El tipo de empresario que comienza de esta forma suele ser
joven e inexperto. Es aquel que apuesta por proyectos pequeños, muchos de ellos
centrados en el mercado online, y con estructuras sencillas. Aunque éste es el
arquetipo de emprendedor que opta por este formato de financiación, Félix Aguado,
presidente de Augeo Consulting Group, recuerda que no es el único. Es más, «es inevitable
pasar por las tres 'F' cuando se arranca un proyecto, porque cuando una idea
está en génesis es casi imposible que un inversor crea en ti cuando los que
están a tu alrededor no lo hacen».
Celia Ferrero, vicepresidenta de ATA, apunta a que el 70% de
las nuevas empresas se constituyen como persona física. Estos autónomos tienen
que hacer frente a los primeros años de rodaje con recursos muy limitados,
puesto que no pueden acceder al crédito bancario al no tener una certidumbre de
ingresos o avales que les respalden.
Dentro de los recursos propios, Ferrero también incluye a emprendedores
que comienzan capitalizando su paro, un colectivo que está creciendo de manera notable
en los últimos años. Dentro de los sectores por los que apuestan estos perfiles
de más de 40 años destacan los servicios profesionales y de consultoría. Campos
que conocen bien y en los que saben cuáles son las principales necesidades.
En general, suelen ser profesionales muy prudentes y cautos en
el planteamiento de su crecimiento. Al no contar con inversores extraños la
libertad para la toma de decisiones es mayor y cuentan con más flexibilidad en el
plazo de devolución y retorno de la inversión.
CRÉDITO BANCARIO.
Es el método más tradicional y actualmente una de las puertas más difíciles de
abrir para un emprendedor. Su principal ventaja es que es una financiación rápida
y de fuente sólida. Aunque la mayoría de las entidades bancarias cuenta con líneas
especificas para la creación de nuevas empresas, la impresión general es que la
garantías que se piden ahora son excesivas. «Se mide la solvencia, pero no la viabilidad
del proyecto», denuncia la vicepresidenta de ATA. Estas condiciones hacen que
el perfil del emprendedor que tiene crédito bancario sea el de un profesional
con experiencia en el ámbito de los negocios, que cuenta con avales y recursos
propios que sostienen su proyecto.
SUBVENCIÓN PÚBLICA.
En general son muy limitadas tanto en cuantía como en el uso que se les puede dar.
Desde Augeo Consulting recuerdan que suelen ser consideradas como una ayuda o
incentivo, principalmente de carácter fiscal. Su principal ventaja es que no
implican reembolso y su aplicación es directa a los proyectos.
Los negocios que acceden a estas subvenciones habitualmente
están liderados por jóvenes, personas con discapacidad u otros colectivos con riesgo
de exclusión. En cuanto al ámbito de trabajo, muchos están orientados a la
innovación y a proyectos tecnológicos.
'BUSINESS ANGELS'.
Estos inversores privados que aportan su capital, experiencia y contactos en el
mercado son, según Ramos, una de las alternativas financieras para proyectos
que se encuentran en una segunda fase empresarial. Ya no son las start up en proceso de despegue, sino
pequeñas compañías con un cierto recorrido y una trayectoria, que han planificado
su desarrollo e incluso su entrada en nuevos mercados.
Lo habitual es que estos inversores apuesten por negocios ligados
con el sector profesional al que ellos están vinculados, porque no sólo aportan
capital sino también experiencia en gestión de equipos. Como señala Aguado, «son
aquellos que se meten de lleno en el core
del negocio, son los que aportan su saber hacer y su backoffice».
CAPITAL RIESGO. Estos
fondos invierten en empresas que buscan su segunda ronda de financiación. Están
regulados legalmente y actúan tomando participaciones en el capital de las compañías
no cotizadas en el primer mercado de la Bolsa.
Los empresarios que recurren a esta fuente de capital no son
nuevos en el mercado, sino gestores empresariales que lideran firmas ya en
funcionamiento con un fuerte potencial de crecimiento. No en vano, este tipo de
inversor no cuenta con ese perfil filantrópico propio de los business angels y su aversión al riesgo
le empuja a invertir sólo en empresas ya establecidas.
PRÉSTAMO PARTICIPATIVO.
En esta modalidad, el prestamista realiza una apuesta por el proyecto y une su
suerte con la del emprendedor. Se trata, explican desde Augeo Consulting Group,
de un instrumento financiero caracterizado por la participación de la entidad
en los beneficios de la empresa financiada, además del cobro de un interés fijo.
El tipo de start up a la que va dirigido
este modelo de capitalización es la de un proyecto con fuerte potencial de
crecimiento y, al mismo tiempo, un riesgo relativamente elevado.
El emprendedor obtiene la financiación que necesita con la
tranquilidad de saber que podrá devolver el préstamo en cómodos plazos en las primeras
etapas del negocio.
GARANTÍA RECÍPROCA.
Son entidades financieras cuyo objeto principal consiste en facilitar el acceso
al crédito a las pymes a través de la prestación de avales ante bancos, cajas
de ahorros, administraciones públicas, dientes y proveedores. «Hacemos que fluya
el crédito de los bancos a las nuevas empresas», dice Ramos.
Los emprendedores que acuden a ellos son de todo tipo, aunque
muchos llevan algunos años en el mercado con una facturación escalable y necesitan
más capital para reorientar sus negocios. Provienen de sectores tradicionales
que apuestan por la innovación y la tecnología.
'CROWDFUNDlNG'.
Este tipo de financiación defiende la democratización de la capitalización de proyectos
empresariales. Es la modalidad en la que el emprendedor solicita financiación a
la colectividad, a todo aquel que pueda estar interesado en su proyecto que
está aún en fase de despegue. Los nuevos empresarios que recurren a esta fuente
de capital suelen estar unidos a proyectos sociales, vanguardistas y que
defienden modelos de negocio más rompedores y vinculados a Internet. Estos
emprendedores son muy entusiastas, visionarios y sin aversión al riesgo. La flexibilidad
forma parte de su modo de trabajar porque saben que su flujo de financiación es
discontinuo y casi imposible de planificar o de someterse a prospecciones.
Según Ramos, uno de los problemas del crowdfunding es que no está regulado, por lo que los emprendedores tienen
que ser muy cuidadosos con las condiciones y beneficios que se negocian. En
España apenas acaba de llegar el equity
crowdfunding, un tipo de financiación de empresas realizada por la venta de
sus participaciones o acciones a pequeños inversores a escala global. No es más
que aprovechar el tirón de la financiación colectiva para apostar por empresas con
mayor envergadura, y no limitar este tipo de financiación únicamente a
proyectos de carácter cultural o social.
Cifras para la puesta en marcha
1. El capital medio que invierte un emprendedor en su
proyecto se sitúa en torno a los 30.000 euros, de los cuales 15.000 son propios.
2. En España cerca del 75% de los nuevos negocios se
financian a través de créditos bancarios, y el resto con recursos propios. Justo
al revés que en EEUU.
3. El 70% de las nuevas firmas de nuestro pars están
constituídas por autónomos. La inversión media para ronda los 18.000 euros.
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