viernes, 29 de noviembre de 2013

Puedes ser creativo a pesar de tu empresa



(Un texto de Tino Fernández en el suplemento económico de El Mundo del 10 de noviembre de 2013)

En plena debacle, con la amenaza de un desastre espacial televisado a medio mundo que podría cobrarse la vida de los tres astronautas del Apolo 13, un grupo de ingenieros de la NASA se dedicó a trabajar contrarreIoj para lograr un milagro tecnológico: conseguir que un filtro cuadrado encajara en un tubo redondo para evitar que el CO2 envenenase el aire irrespirable que ahogaba a Jim Lovell, Fred Haise y Jack Swigert. Los ingenieros de Houston, bajo una presión nunca vista y justo a tiempo, demostraron en 1970 una creatividad extraordinaria diseñando un filtro adaptable que Lovell, Haise y Swigert pudieron construir con calcetines, plásticos, utensilios y piezas del módulo lunar. 

El de la NASA y el Apolo 13 es un ejemplo de cómo algunos profesionales alcanzan las más altas cotas de innovación y creatividad bajo presión, o urgidos por plazas muy exigentes. 

En determinadas organizaciones prospera la idea de que se pueden utilizar estos agobios como técnica de gestión, suponiendo que estos estimulen a sus profesionales. Este tipo de incentivos forma parte en algunos casos del carácter de las personas para que éstas reaccionen. Y deben usarse en profesionales que sean fuertes mentalmente. Siempre hay quien necesita un revulsivo, pero en estos casos se debe tener en cuenta que quien conjuga la motivación es siempre el motivado, y no el motivador. 

Algunas compañías van más allá y se deciden por el estímulo del miedo. Se trata de un recurso que puede funcionar a corto plazo, pero que destruye cualquier capacidad de innovación o de obtener resultados extraordinarios a largo plazo. 

Un reciente estudio de la Harvard Business School contradice la posibilidad de que el uso de la presión o la urgencia de tiempo como técnica de gestión pueda ser aceptable y eficaz: «Cuando la creatividad está amenazada tiende a desaparecer. La presión del tiempo puede llevar a que alguien trabaje más y haga más cosas, e incluso provoca que se sienta más creativo, cuando a lo que lleva realmente es a que piense de una forma menos innovadora». 

Según la investigación, en tiempos como los actuales, en los que se prima hacer más con menos, «aquellos empleados cuyo trabajo se basa en generar nuevas ideas responden especialmente mal al hecho de la urgencia. Se suele ser menos productivo cuando a uno le obligan a luchar contra el reloj constantemente. El trabajo en un entorno de extrema presión de tiempo implica menos ideas originales, no sólo en el momento de la lecha limite, sino en los días posteriores». 

El informe de la Universidad de Harvard explica además que «en los días de dificultades, cuando se mantiene la creatividad, los profesionales sienten que tienen una misión, mientras que en un entorno laboral de alta presión que anula la creatividad, la gente se siente como en una cinta de correr, en la que te cambian el paso constantemente». Esto se corresponde con la idea de que la gente es particularmente propensa a innovar cuando se siente parte de una idea y de un proyecto. Hace propuestas para que valga más lo que hace. Las personas creativas quieren libertad, y si hay procedimientos rígidos no se sienten compensados. 

La respuesta a un entorno en el que el empleado no recibe demasiada presión también es diferente: si se mantiene la creatividad, «las personas se sienten como en una expedición, dedicadas a explorar ideas antes que a identificar problemas». La Universidad de Harvard revela además que un entorno de baja presión en el que no hay creatividad genera autómatas laborales que realizan su trabajo sin compromiso ni engagement.

jueves, 21 de noviembre de 2013

¿Estás preparado para ser emprendedor interno?



(Un texto leído en el suplemento dominical de El Mundo del 6 de octubre)

¿Estás preparado para ser emprendedor interno? Debes tener en cuenta que no todos los que tienen ideas son buenos intraemprendedores:

1. ¿Tienes prestigio interno por haber demostrado buenos resultados y haber dado ya ideas de éxito?
Si es así, propón tu proyecto. De lo contrario, harías bien en centrarte primero en hacer bien lo que haces, en ser fiable y confiable. Si es así, pronto tendrás influencia suficiente para que se escuchen y se consideren tus aportaciones.

2. Cuando tomo un reto lo llevo hasta el final: entonces, demuestra lo que vales. Si no eres de tener muchas ideas y te cuesta hacer y acabar las cosas, mejora en esto. No participes del hayqueísmo ni te conviertas en fan del «habría que hacer».

3. Aprende a compartir los éxitos. No importa si al final la medalla se la pone el que te dejó hacer. Tú y tu equipo sabéis quién emprendió esto.
4. Si aguantas mal las complicaciones y los líos, mejor búscate un emprendedor que necesite una idea para que la lleve hasta el final y disfruta de quedar en segundo plano.

5. ¿Admites bien las críticas, el feedback y los consejos?
Si es así, cuantas más ideas y críticas a lo que haces te lleva a estar más cerca estoy de hacerlo mejor. Tu idea será capaz de evolucionar y de encajar en las exigencias de los demás. Si te molesta que se metan con tu idea y no te gusta que te cuestionen, está claro que intraemprender no es lo tuyo.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Algunas respuestas sobre la prestación de desempleo



(Un texto de A. Bustillo leído en el suplemento dominical de El Mundo del 6 de octubre. Cruzo los dedos para no necesitarlas…)
[…]
1. ¿Qué tiempo tengo para solicitar la prestación?
Fuentes de Empleo indican que la solicitud debe realizarse en los 15 días hábiles siguientes al cese. Si se realiza más tarde no perderás la prestación, pero si esos días en los que has dilatado la solicitud. Para inscribirte como demandante de empleo debes presentar el certificado de empresa y tu DNI. Ignacio Esteban, abogado de empleo en Garrigues, puntualiza que, «a efectos prácticos, ha de tenerse en cuenta que, en los supuestos en los que la empresa compense económicamente las vacaciones anuales devengadas no disfrutadas antes del despido, el Servicio Público de Empleo (SEPE) no tramitará la solicitud de prestación y el derecho a la misma no nacerá hasta que, tras el cese en el trabajo, transcurra un número de días equivalente a dichas vacaciones».

2. ¿Dónde hay que acudir para solicitala? ¿Se puede realizar por teléfono o a través de Internet?
Lo habitual es inscribirse como demandante de empleo en la oficina del SEPE que te corresponda, aunque también se puede presentar la solicitud a través de lnternet en la dirección https://sede.sepe.gob.es siempre que te hayas registrado como demandante de empleo en tu oficina y dispongas del certificado digital, DNI electrónico o un usuario y la contraseña que facilita la oficina de prestaciones correspondiente.

3. Y si decido capitalizar mi paro... ¿qué requisitos debo cumplir?
Esta fórmula consiste en recibir un montante único del valor de la prestación total para anticipar los gastos de una nueva actividad empresarial. Para recibirla, fuentes de Empleo explican que hay que presentar una memoria justificativa del negocio en el que se resuma el tipo de actividad que se va a desarrollar, la descripción del proyecto y el importe de la inversión necesaria para su inicio junto con los justificantes de lo expuesto en la memoria. Eso sí, desde el SEPE advierten de que este pago tiene unos límites. «No todo el mundo puede cobrar el 100% de la prestación capitalizada. En general se puede acceder al 60% del importe total, salvo que el demandante sea menor de 30 años (en el caso de los hombres), y de 35 (en el caso de las mujeres), o que padezca algún tipo de minusvalía», indican desde Empleo. En su defecto, apunta Jennifer Bel Antaki, abogada de laboral de Cuatrecasas, «es posible solicitar simultáneamente el abono del importe restante para financiar el coste de las cuotas a la Seguridad Social durante el desarrollo de la actividad como autónomo». Para solicitarla, explica Ben Antaki, debe presentarse la solicitud en modelo oficial (aunque también puede tramitarse a través de lnternet), junto con la documentación en función de la figura jurídica bajo la que se va a ejercer la actividad.

4. ¿En qué situaciones puedo perder mi prestación? ¿Por qué?
María Jesús Herrera, socia de Sagardoy Abogados, recuerda que el derecho a la percepción de la prestación se puede extinguir por la comisión de sanciones muy graves que den lugar a la pérdida de la ayuda de acuerdo con la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social. Pero también se puede suspender el cobro por diferentes circunstancias, que el letrado de Garrigues resume en: «Agotamiento del plazo de duración de la prestación; fallecimiento del perceptor; cumplimiento de la edad ordinaria de jubilación, salvo que no tenga derecho a esta pensión; realización de un trabajo por cuenta ajena durante 12 meses o más (ahora bien, si es despedido de nuevo en el futuro el desempleado puede optar entre reabrir el derecho inicial por el periodo que le restaba y las bases y tipos que le correspondían, o percibir la prestación generada por las nuevas cotizaciones efectuadas); realización de un trabajo por cuenta propia (como autónomo) durante 24 o más meses; traslado de residencia o estancia en el extranjero; renuncia voluntaria; y percepción de la prestación de jubilación o de incapacidad permanente».

5. ¿Es posible seguir cobrando el paro si me traslado a otro país?
Fuentes de Empleo aseguran que sí. La salida a un país de la Unión Europea (UE), o a Suiza, Liechtenstein y Luxemburgo permite recibir la prestación durante tres meses y hasta seis «ya que lo contemplan los reglamentos comunitarios», indican desde el SEPE. Eso sí, siempre hay que comunicarlo y solicitar la exportación que puede llegar a ampliarse si se acredita que estás buscando trabajo, a través de la inscripción en los Servicios Públicos de Empleo del país, o estás formándote, que deberás demostrar a través de la matricula. Si eliges un destino distinto a la UE, Ben Antaki indica que la prestación se mantiene si la salida es por un tiempo máximo acumulado de 15 días naturales al año, pero se interrumpe si sobrepasa este plazo y no supera los 90 días. Si el traslado es para la búsqueda o la realización de un trabajo, para el perfeccionamiento profesional o la cooperación internacional, siempre que la permanencia sea inferior a 12 meses, la prestación se suspende, pudiéndose reanudar a su regreso. Pero si es igual o superior a 12 meses se extingue.

martes, 19 de noviembre de 2013

¿Puedes poner en marcha ideas diferentes en tu compañía?



(Un texto leído en el suplemento dominical de El Mundo del 6 de octubre)

 Se puede saber si el lugar en el que trabajas está preparado para recibir a los intraemprendedores. Paco Muro, presidente de Otto Walter en España, ofrece varias pistas que indican si tu empresa o departamento es un buen lugar para el emprendimiento interno:

1. ¿Están abiertos a los cambios?
Si lo están, prepara tu idea y proponla cuanto antes. Si es al contrario, ahórrate el revolcón y analiza seriamente si tu idea y energía emprendedora deben esperar un mejor momento, o si ha llegado la hora de emprender fuera.

2. Tu jefe, ¿es pro activo y le van los retos?
Si la respuesta es afirmativa, plantea tu reto bien documentado y pídele una oportunidad. Si es negativa, inténtalo, pero pónselo muy fácil, despacito, que no se vea mucha ruptura con lo actual (ya se sorprenderá luego cuando todo esté en marcha).

3. ¿Se invierte en Ideas de mejora, se deja hacer a quien tiene iniciativa y se escuchan las propuestas de la gente?
Si es así, propón tu idea y que se vean claramente los beneficios que aportará. Si no lo es, guárdatela para cuando estés en una empresa o equipo que la merezca.

4. ¿Hay altos directivos que han pedido propuestas y que desean evolucionar?
Sí: atrévete y aborda al directivo en cuestión y proponle tus ideas. Ante una respuesta negativa, espera un momento oportuno, sé paciente, y cuando ocurra un problema o surja la ocasión propicia despliega tu idea como solución a sus preocupaciones.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Emprendedores internos



(Un texto de Tino Fernández leído en el suplemento dominical de El Mundo del 6 de octubre)

La iniciativa de crear el propio empleo puede llevarte a montar un negocio, pero también tienes la opción de ser intraemprendedor.

En el frustrante escenario laboral de quienes están hartos de su empresa, o de los que aborrecen su carrera y su trabajo hay quien prefiere no perderse en un mar de quejas y decide crear su propio empleo. La opción es montar una compañía, pero también existe la posibilidad de convertirse en emprendedor interno.

Estos intraemprendedores revolucionan las organizaciones, y no sólo por las ideas y proyectos que promueven. Normalmente, necesitan un caldo de cultivo favorable para la transformación, e introducir esa mentalidad start up cambia muchas empresas. Ningún emprendedor interno puede serlo si su firma no fomenta el hecho de aprovechar el talento interno de la compañía para que se puedan poner en marcha ideas de negocio sin abandonar la organización.

Krista Walochik, presidenta consejera delegada de Norman Broadbent en España, explica que es precisamente la actividad de invención y reinvención la que resulta clave para que las empresas puedan sobrevivir en tiempos de crisis: «Esa reinvención se refiere a productos y a nuevas formas de hacer las cosas, y se trata de una de las habilidades críticas para cualquier empresa. Contar con gente que sea capaz de innovar y buscar aquellos aspectos que hagan diferente a la compañía otorgan a ésta crecimiento y sostenibilidad».

Montse Ventosa, socia de Truthmark, coincide con Walochik en que cualquier persona puede ser un intraemprendedor en potencia, siempre que se dé el entorno apropiado: «Para que te puedas sentir intraemprendedor y puedas ponerlo en práctica, tu compañía debe saber gestionar las expectativas y ofrecerte oportunidades. Además, es necesario que comunique el rol a la organización; que todos sepan qué se espera de la persona y qué va a hacer. Por supuesto, deben existir recursos, y no sirve el 'hazlo en tu tiempo libre'. La firma que fomente el emprendimiento interno debe estar preparada y mantener una cultura no tradicional en la que los empleados piensan que 'si la empresa crece, ellos también crecen con ella'».

Ventosa añade que «es necesario promocionar la diferencia, y no basta con tolerarla. Hay que crearla y animarla, porque la homogeneidad y el consenso repelen al intraemprendedor». En este sentido, Krista Walochik sostiene que «los sistemas de gestión y evaluación del desempeño deben premiar a quien cuestiona el statu quo. Esto no puede resultar incómodo a la organización. Debe haber recompensas para quien genera la idea disruptiva, para la creatividad, la innovación y las nuevas formas de hacer las cosas. Para esa labor de emprendimiento interno es necesario que la compañía esté abierta a aprender y a redescubrirse. Ese cuestionarse permanentemente resulta incómodo. Dentro de la propia organización nunca se ve el momento de poder permitirse ese debate interno, y siempre hay un suelo pegajoso que hace quedarse en lo que se sabe que funciona y en el corto plazo».

Montse Ventosa añade a todo esto una cultura del reconocimiento y de gestión del error: «Cómo se gestiona una idea que no sale bien es casi más importante que celebrar un éxito que esto todo el mundo sabe». Además, cree que es necesario asegurar que el intraemprendedor no esté en una jaula, que no sea el único que innova y aporta ideas: «Debe crearse un entorno que favorezca su aceptación, y que este profesional no sea visto nunca como un bicho raro, porque las ideas se alimentan de ideas, y no pueden nacer en aislamiento sino en conexión».

Julio Moreno, socio de Korn Ferry, añade que «de la misma manera que el emprendedor rehúye el asociacionismo, el intraemprendedor tiende a rodearse en su trabajo de personas similares a él. A menudo 'hace piña' con otros intraemprendedores en la empresa. De esta manera ganan en influencia y pueden retar el statu quo. Por otro lado, les resulta fácil trabajar con profesionales con curiosidad por el aprendizaje amplio (los learners), pero les resulta muy complicado adaptarse a los 'expertos', a los que consideran estrechos de miras. Tampoco encajan bien con los 'competitivos' ya que su perfil les parece egoísta, interesado y carente de otra curiosidad que no sea su propia carrera».

Moreno afirma que la carrera del intraemprendedor es complicada si no llega pronto a posiciones de responsabilidad sobre el negocio: «Le suele faltar la sabiduría política que tienen otros perfiles. A menudo se enfoca tanto en el negocio que olvida cultivar relaciones importantes. Suele posicionarse bien, pero no es constante, y un exceso de cohesión con otros intraemprendedores le puede llevar a ser considerado como un grupo que provoca un ruido excesivo».

Además, Julio Moreno opina que «el intraemprendedor tiende a sentirse dueño del negocio y choca con entornos en los que las diferencias de desempeño son patentes. Se puede echar el negocio sobre sus hombros, siempre que no perciba que otros están poniendo menos empeño. Para ellos, que se tolere el desinterés o la desidia, es mucho más dañino que la desigualdad en la obtención de resultados». Añade que «ias culturas más expertas, en las que todo tiende a hacerse 'como se hahecho siempre' y en las que el interés por la infalibilidad supera al interés por la experimentación, suelen ser motivo de rechazo reciproco: el intraemprendedorno encaja en ellas ni estas culturas los toleran». Krista Walochik concluye que los emprendedores internos pueden aprovechar los recursos de su propia compañía. Cuentan con la ventaja de tener cubierto lo básico y pueden disponer de más y mejores recursos que si decidieran emprender solos, gracias a una red de seguridad que permite desarrollar sus ideas . Parece evidente que no todo el mundo tiene resiliencia al riesgo. Observa además que los intraemprendedores '«tienen capacidad para optimizar internamente la calidad del talento que poseen, y desarrollan la innovación desde el conocimiento del negocio»).
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